viernes, 30 de noviembre de 2007

14. Escape

Me sentía atrapado. No podía encontrar algo que me diga que las cosas estaban por cambiar para bien. Que iba a venir algo que me de un poco de esperanza. Me sentía triste, sin esperanza y sin ganas de poder seguir luchando.

Estos sentimientos, desde que Juan y yo terminamos, venían casi todo el tiempo. Eran inevitables. Pero lo bueno, y aunque es triste y rebuscado es el único punto positivo que tenían, es que se iban pronto.

Mi charla con Julieta, por chat, fue breve, pero me encontró en uno de esos momentos en donde ya no sé para donde correr.

- ¿Cómo estás? - me preguntó.

- No estoy muy bien - confesé. - Necesito una salida. Estoy buscando desesperadamente un poco de calma, porque ya no soporto todo lo que está sucediendo. Desde que Juan y yo dejamos de ser amigos, todo mi mundo se ha caído a pedazos. No sé cómo buscar ayuda. No puedo encontrar equilibrio por ningún lado.

- Lo sé - dijo Julieta, como si no hubieran sido necesarias tantas explicaciones. - Escucha, yo tenía pensado ir para la ciudad para el 10 de diciembre, pero si vienes para esa fecha a quedarte en mi departamento, entonces podemos quedarnos hasta el 17. Tendrás siete días libres de todos los malos recuerdos que te trae la ciudad, ¿qué dices?

La idea me pareció alucinante.

- ¿Me lo dices en serio? - pregunté. - Es la mejor idea que alguien pudo tener. No sé cómo te lo podré agradecer.

- Tú eres mi amigo y sabes que puedes contar conmigo - dijo la chica. - Aparte de todo eso, nos estaríamos ayudando mutuamente. Tú necesitas escapar y yo no tengo ganas de volver.

Finalmente, después de esa breve charla, supe que había una luz al final de aquello. Sólo tenía que esperar diez días más para encontrarla.

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