sábado, 24 de noviembre de 2007

8. Planes Arruinados

El MSN. Ese nuevo sistema que tiene casi todo el mundo para comunicarse con personas que pueden llegar a vivir a dos metros de tu casa.

Después de una tarde con mi amiga Julieta, y sin tener noticias algunas de mi ex cuñado, Patricio, decidí que lo mejor era dormirme.

No quise ni pensar que estaba frente a un sábado y que no tenía planes. No quise ni pensar en que mis sábados anteriores los ocupaba Juan. Estaba envuelto en una mezcla de sentimientos difíciles de controlar. Así que preferí dormirme.

Cuando me desperté, ya faltaban dos horas para la medianoche, a lo que nunca pude pensar en que realmente me iba a encontrar con un sábado lleno de soledad. ¡Yo! ¡Un adolescente!

Ana se encontraba de viaje, así que me era imposible ir a verla. Mientras que Leo decidió salir con su novia, a lo cual era preferible quedarme solo antes de que tener que verlos besarse y esas cosas que sólo me darían alivio si llegara la muerte por mí.

Inicié sesión, esperando no encontrar a nadie, pero para mi sorpresa, Lucio, el mejor amigo de Juan estaba en línea.

- ¿Cómo estás? - saludé, y viendo que casi siempre hablamos, no eran necesarias tantas presentaciones. - ¿Qué haces esta noche?

- Todavía no tengo nada planeado - responde. - Así que si nadie me dice nada para hacer, creo que me quedaré en mi casa. ¿Tú haces algo?

- Dormí toda la tarde - dije, sinceramente. - Así que me desperté hace un instante y ya era muy tarde para planear algo. Pero si tú no haces nada, avísame, y hacemos algo.

Pese a lo ridícula que sonaba la frase "debes darle gracias a la vida por ser amigo de él", Lucio me caía bien. O por lo menos, me caía mucho mejor ahora que ambos estábamos sin planes.

- No hay problema, por mí - respondió él.

La idea estaba a punto de concretarse, cuando de repente, algo sucedió. Alguien inició sesión. Alguien que tenía entre sus contactos tanto a Lucio como a mí. La persona con la que menos esperaba hablar: Juan.

No era necesario pensar en lo que iba a seguir. Juan hablaría con su mejor amigo. Harían algún plan y luego seguirían felices por la vida. Yo, claro, no iba a estar en el medio de los dos, por lo que di por sentado que iba a terminar de pasar aquella noche entre mi soledad.

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