domingo, 25 de noviembre de 2007

9. Tres en Uno

Resignado a que en esos momentos, por medio del MSN, Juan y Lucio estarían organizando hacer algo a lo cual, si es que era invitado, iba a rechazar la oferta, por lo que tendría que soportar otra noche conmigo.

Pero en eso... Juan me habló.

- Hola - saludó. - ¿Cómo estás?

- ¿Cómo estás? - pregunté, sin responderle.

- Bien, acabo de salir de trabajar - dijo, y recordé que gracias a Walter había conseguido un empleo que le consumía todo el tiempo.

- Me enteré que comenzaste a trabajar - dije. - Te felicito. Supongo que te debe llevar todo el día.

- Es hasta que aprenda a manejarme bien y pueda controlar mis tiempos - me explicó, como si estubiéramos en una conversación completamente normal. - Y hoy estuve de viaje. Pensé que íbamos a un lugar cerca de la ciudad, pero resultó que terminé más lejos.

Genial. No sólo me bastaba con el hecho de imaginar que Juan ahora había comenzado su vida y era feliz sin mí, si no que ahora tenía que confirmármelo. Genial.

- Me alegro por ti - mentí descaradamente. - ¿Y te gusta lo que estás haciendo?

- En realidad todavía estoy en cursos de capacitación - me respondió. - Pero desde el martes empiezo y luego te podré decir si me gusta o no.

Que divertido. Ahora encima tiene ganas de encontrarse conmigo para que podamos hablar sobre lo bien que le va laboralmente. ¡Grandioso!

Por dentro mío rogaba que no saliera a la luz la pregunta "¿qué haces esta noche?", porque lo que menos necesitaba en ese momento era darle otro motivo para que vea que mi vida se había convertido en una existencia patética y sin sentido.

En medio de esa inoportuna, extraña e incómoda charla con mi ex pareja, Lucio vuelve a hablarme. Imaginé que era para decirme que había hecho planes con Juan y que se iban a ir posiblemente a algún sitio en busca de mujeres, pero lo que Lucio me dijo me dejó más desconcertado de lo que ya me encontraba.

- Acaba de llamarme Patricio - me contó Lucio, refiriéndose al hermano de Juan. - Me dijo que tuvo un problema en la casa de su novia y que su cuñado está a punto de matarlo. Quiere que vaya a buscarlo, así que voy a tener que decirle a Juan para ir.

No era nada raro imaginarse que el hermano de Juan se estaba metiendo en problemas con las demás personas. Patricio solía ser una persona altanera, peleadora y de muy mal carácter. Todos los que lo rodeábamos nos habíamos acostumbrado a vivir con ello, o, por lo menos, acostumbramos a ignorar sus intentos de iniciar una discusión.

Dicho eso, y a parte de causarme gracia el hecho de imaginarme a mi ex cuñado en problema, fui hasta la ventana de Juan y vi que me estaba comentando lo mismo.

- Me estoy yendo - dijo, concluyendo la charla Juan.

- Está bien, mucha suerte y que Patricio se encuentre con vida - le deseé.

- En realidad, no estoy muy seguro sobre si quiero que eso sea cierto - concluyó.

Sonreí con eso último que dijo. Debió ser la primera vez que algo de lo que Juan decía últimamente me había causado gracia. Pero luego mi sonrisa quedó perdida entre mis pensamientos. Ahora él está bien. Ahora él es feliz. ¡No es justo!

Así que justo en el momento en que estaba por cerrar el MSN, ir a dormir y tal vez suicidarme, Juan vuelve a hablarme, para decirme lo más impensable que podría decirme:

- Mañana ven a mi casa o yo iré a la tuya, como prefieras.

1 Culpables:

Unknown dijo...

Suerte, a ver que pasa mañana
saludos