sábado, 24 de noviembre de 2007

6. Un Nuevo Encuentro

Una lluvia fina y fresca estaba cayendo por la ciudad. Esos días grises, donde la cama parece el mejor sitio en el mundo donde se podría estar. Tal vez fue el día, tal vez el hecho de tener noticias de Juan después de tanto tiempo, era lo que me tenía con una golpe de melancolía en donde volví a recordar todo lo que pasamos en nuestra relación. Las cosas que hice bien, los momentos en donde lo habré vuelto loco, los instantes en donde nuestros cuerpos se unían para formar sólo uno, el dormir abrazados toda la noche sólo protegidos por las sábanas. Esa serie de eventos volvieron a mí de un sólo golpe, y para cuando llegué a la casa de Ana, mi amiga de la facultad con quién había hecho planes para salir ese viernes, esos pensamientos estaban a punto de volverme loco.

- Por favor, háblame mal de Juan, porque creo que lo estoy extrañando - confesé, como un comentario simpático que se le dice a cualquiera, mientras íbamos camino a la presentación de su hermano. - Necesito recordar que es una porquería de persona que nos sacó de su vida a todo nuestro grupo.

- Oliver, por favor, ¿por qué clase de persona me tomas? - preguntó, indignada. - ¿Acaso me crees la clase de gente que se la pasa criticando a los que están ausente y no tienen la oportunidad de defenderse?

- Sí.

- Es una visión muy acertada de mi personalidad, pero hoy no estoy de humor para criticar a nadie - concluyó. - Ya tengo suficiente con tener que ir a la presentación de mi hermano.

El hermano mayor de Ana era profesor de educación física, y hacía una presentación con todos sus alumnos por parte del colegio. Ana no conseguía comprender por qué tenía que ir a alentar a una persona que ya había realizado toda su vida, pero noté que ella estaba sin planes igual que yo.

El salón donde se realizaba la exposición era bastante amplio y tenía gradas donde podríamos sentarnos. Así que fuimos y tomamos haciendo entre toda una multitud de personas. Como si fuera un lugar donde nunca te esperas encontrar a nadie importante, allí estaba Cristian.

Cristian era un ex-compañero-sexual con quien estuve un par de veces hace unos años, cuando ambos éramos jóvenes. Jamás nos peleamos ni nada, simplemente un día dejamos de saludarnos, así que imaginé que no habría ningún problema si me acercaba a saludar. Dejé a Ana entre las gradas, excusándome con ir a saludar a un amigo, y fui hacia donde se hallaba el muchacho.

Él me vio cuando me encontraba a unos metros y también caminó un poco hacia mi dirección. Finalmente nos encontramos y estrechamos nuestras manos.

- Oliver, ¿cómo estás? - me saludó, sonriente. - Hace mucho que no sé de ti.

- Y, aquí, ya me ves - dije. - Vine a acompañar a una amiga, porque su hermano es profesor de uno de los grupos que se presentan hoy. ¿Tú qué haces aquí?

- Bueno, mi hermana menor es una de las alumnas - contestó, mirando a un grupo de niños que estaban haciendo un baile extraño en medio de un escenario. - Por suerte no pertenece a este año, porque me daría vergüenza admitir que es mi hermana.

Sonreí ante su comentario. Realmente los que estaban bailando parecían monos que salían del zoológico.

- Me tengo que ir - dijo, de pronto, cortando todo el clima del momento. - Mis amigos quieren ir a hacer tiempo hasta la hora en que mi hermana baile.

- De acuerdo - comenté. - Fue un gusto verte. Me voy con mi amiga, entonces.

Nos estrechamos la mano y cada uno se giró sin decir más. Me sentí completamente extrañado ante esa charla. Pensé que si hubiéramos durado un poco más, podríamos haber programado otro encuentro sexual o algo así. Pude notar que él también quería decírmelo, pero es típico de dos personas, no saber si la otra estaría dispuesta a aceptar.

Una vez finalizado el espectáculo, dos horas después, nos volvíamos nuevamente a la casa de Ana, pero esta vez acompañados por su hermano mayor, Ignacio. Ambos iban comentando lo que había sucedido, mientras que mi cabeza lo único que pensaba es que podría haberle sacado, por lo menos, el número de celular a Cristian, ya que no tenía idea de cuándo sería la próxima vez en que lo volvería a ver.

- De verdad, tu grupo fue el mejor de todos - le decía Ana a su hermano. - Las otras dos horas que desperdiciamos y casi nos suicidamos del aburrimiento, equiparan perfectamente el ver tu hermosa presentación.

Regresé a casa y me puse a pensar en los planes que tenía para aquél sábado. Una amiga mía venía a la ciudad y había quedado en ir a visitarla, ya que la veo poco. Mientras que Patricio, el hermano de Juan, me había dicho que iría a verme también.

Miré la llovizna que azotaba aquella tranquila noche y sonreí. Tal vez Juan ahora había conseguido empleo y era una persona completamente feliz, pero más que seguro que no podría apreciar como yo una hermosa noche como aquella.

1 Culpables:

Unknown dijo...

¿De qué te sirve atormentarte por algo pasado?
No te atormentes tanto, poco a poco las cosas volveran a su sitio, ya no lo echaras tanto en falta.
saludos