miércoles, 30 de abril de 2008

Yo Pensé


Hasta siempre, compañero.

Nuestra historia se acabó.

Hasta siempre, amigo mío,

ya no hay sitio para dos.

martes, 29 de abril de 2008

170. ...a Peor

Lucas había regresado a la ciudad y me mandó un mensaje preguntándome a qué hora salía de la facultad para que pudiera ir a mi casa. Decido mandarle un mensaje.

"Yo te llamo cuando me encuentre en mi casa. ¡Y acabo de encontrar quien asesine a Guillermina!"

En ese momento me di cuenta que Lucas ignoraba todo lo que sucedió en su ausencia. Los chistes de Jessica, los comentarios de Guillermina y, sumado a eso, mi error de inconsciente con una campera. Sí, eran cosas sobre las cuales le tenía que poner al corriente esa noche.

"De acuerdo, tú me llamas. ¿Y por qué quieren matar a Guillermina?"

Tal vez era mejor contárselo ahora que después. De todos modos le iba a detallar aquella noche.

"Porque comenzó a inventar que tú y yo tenemos un romance y que Iván se acuesta con travestis por un amor no correspondido hacia Jonatan."

Nunca me respondió. Aquello estaba dando mala espina. Por si fuera poco, los mensajes de Guillermina estaba arribando a mi celular y tampoco eran ejemplos de algo agradable.

"Me acabo de encontrar con tu mejor amiga Jessica. ¡Juntas te vamos a destruir!"

Ese mensaje terminó por colmar mi poca paciencia. Sabía que estaba a punto de dar un golpe bajo, pero era la única carta que me quedaba por jugar.

"Hagan lo que quieran, no me importa. Se nota que quieres sobresalir para que el próximo año te tengan en cuenta para invitarte al cumpleaños de Cristobal."

Sé que fui un perro, pero me sentí muy bien al decirlo. Guillermina se había enojado y quizá eso también pudo provocar un error, porque cuando regresé a mi casa y le escribí a Lucas avisándole, él respondió muy amablemente:

"Es difícil que pueda ir, estoy en la casa de Tobías."

Y a los dos segundos de recibir ese mensaje, recibí otro mensaje de Jessica.

"No te preocupes, Lucas está aquí. Sé que es lo que estás pensando en este momento."

Por Dios. Esto ya no era lógico. Era como una especie de complot en mi contra que no sabían cuanto daño estaban causando.

Pero algo ya estaba seguro, entre Lucas y yo algo se había roto. Y ahora no quedaba otra cosa más que volver a empezar.

No sé si fui la víctima o fui el culpable. Quizá un poco de ambos. Pero interpreté mal las señales, creyendo que esta vez la historia iba a sonreirme. Y nunca me di cuenta que la vida no es para los débiles que creen en los finales felices.

Todo estaba muerto. Todo había llegado a su final.

169. De Mal...

La que más parecía andar bailando de alegría por el asunto de haber confundido el nombre de Tobías con el de Lucas, era Guillermina. Y lo demostró cuando Iván, que está en otra ciudad, inició una charla con ella para que la muchacha pudiera contarle acerca del romance oculto entre Lucas y yo.

Aquello era para asesinarla. Pero el ataque de Guillermina sólo fue empeorando, porque parecía que sus ganas de destruír la reputación y vida de las personas no solamente terminaba conmigo, sino que también se había transmitido a Iván, cuando comenzó a publicar la teoría de que al chico le gustaban los travestis y tenía un amor reprimido hacia Pablo.

Pero por si fuera poco, un compañero de facultad la conoce a Guillermina de sus clases de karate. Así que se me ocurrió un sensillo plan, que podría ser efectivo.

- ¿En las clases de karate, hay alguna forma de que "sin querer" puedas causarle un daño cerebral a una persona? - le pregunté a Miguel.

- No lo sé - respondió. - Existe la posibilidad, aunque tendría que estar bien pensando. ¿Por qué?

- Porque te ruego que lo hagas con Guillermina - le supliqué.

- ¿Qué tiene de malo esa chica? - preguntó Miguel, como si estuviera sorprendido de que alguien quiera arrancarle los pulmones. - Yo la conozco hace dos años y es una persona bastante centrada.

Es obvio que no la conoce muy bien que digamos.

- Digamos que metió en problemas a más de uno - respondí. - Por favor, tienes que hacerlo. Si quieres te traigo una petición firmada por, al menos, treinta personas para mañana.

Miguel se río de mi comentario desesperado. Yo no podía ver qué le encontraba de gracioso.

- Lo pensaré, lo pensaré - me dijo, y se giró para entrar en clase.

Totalmente feliz y emocionado, decido que llegó el momento de decirle a Guillermina que había encontrado un aliado para mí.

"Encontré a quien "sin querer" te haga daño en tu próxima clase de karate."

Dos minutos después, Guillermina me mandó su respuesta. Ironicamente, no era la que yo esperaba.

"Miguel no me haría daño a mí, sin embargo, encontré un buen aliado que puede torturarte en tu facultad."

Diablos.

domingo, 27 de abril de 2008

168. El Error de la Campera

Dos días después, mi vínculo con Lucas sufrió una transformación bastante importante. De repente ya dejó de responder mis mensajes sin sentido y las pocas veces que se conectó, las conversaciones eran superficiales y no se explayaban demasiado. Pero lo peor fue enterarme, gracias a él, que "nuestra amistad pende de un hilo."

Una fiesta en la casa de Jessica fue el detonante para que las cosas se compliquen todavía más. Con la ausencia de Lucas, todo el mundo se había reunido a celebrar el fin de semana hablando de cosas triviales y sin sentido. Jessica, Julieta, Guillermina, Tobías, Leo y Pablo eran mi compañía en aquella noche, en donde lo que menos necesitaba era pensar en aquella persona que estaba perdiendo. Que se iba lentamente y no sabía cómo retenerlo.

Jessica, por su parte, me torturaba con Lucas. Sé que al principio eran solamente chistes infundados que buscaban causar una amplia gama de diversión, pero luego el asunto se volvió denso. Yo no podía decir nada sin que Jessica viera que mis acciones eran consecuentes de Lucas, y del hecho de que "me había dejado".

El frío, de repente, comenzó a atacarnos, más que nosotros estábamos en la interperie, y Tobías, que ese día andaba de mal humor, comenzó a titiritar.

Lo que hice a continuación fue un error. Un error que nos da la moraleja que nunca hay que tener el complejo del buen samaritano, porque esto puede causar que todo se desmorone.

Miré a Tobías que se estaba congelando e, inocentemente, le ofrecí:

- ¿Quieres mi campera, Lucas?

Justo en el momento en que todos estaban en silencio. Todos me escucharon. Todos se ríeron. Y yo había dejado en evidencia el secreto que hace tiempo intento proteger. Que estúpido que fui.

167. La Charla Final

Lucas me miró con una visión de sorpresa. Estaba claro que más allá de todas las sospechas que podría llegar a haber tenido alguna vez, jamás se hubiera imaginado que tan directamente se lo diría.

- Estoy intentando solucionar este problema - continué con la historia. - Sé que está mal. Que es un error. Pensaba contártelo cuando se me pasara, pero hoy estoy en esos días de debilidad extrema donde necesito desahogarme, y lamento mucho que la persona de la que te hablo sea la única persona que me puede escuchar.

Lucas encendió un cigarrillo. Aquél momento no era una situación de nervios, para mi sorpresa. Simplemente me encontraba resignado, como un niño que reconoce que le fue mal en el colegio y no puede evitar su castigo. Ya esperaba cualquier cosa.

- Te diré que esto no me sorprende - me mencionó.

- No espera que te sorprenda tampoco - dije, encogiéndome en hombros. - Tú siempre lo sabes todo.

- Tus acciones hablan más que tus palabras - me dijo. - En cierto modo, lo sabía.

Aquello debía de ser un chiste. ¿Y él? ¿Y todo lo que él hizo? ¿Acaso no podía ser considerado como acciones que hablan más que palabras? ¿Acaso solamente yo me inventé toda una historia que no existía pero él tuvo la fortuna de estar acertado? Es increíble. Esto sólo me pasa a mí.

- Y si lo sabías, ¿no pudiste ahorrarme la tortura de sufrir en silencio? - pregunté, a punto de pegarle. - No era más fácil que me lo preguntaras y así me ahorraba la molestia de no saber qué hacer.

- Es que no estaba muy seguro - respondió. - Pero tuve la duda.

- Lamento mucho que esto suceda - dije, volviéndome a poner en la misma posición de no observarlo. - Lo siento mucho. No quería que esto tuviera este final.

- Ahora todo lo que suceda depende de ti - me dijo, sin mirarme esta vez. - Tú tienes que decidir qué es lo que quieres hacer.

La conversación se vio interrumpida por Tobías y Marcelo que terminaron apareciendo en mi casa para buscar a Lucas. Entonces se marchó y yo lo único que pensaba era en todo el tiempo perdido, persiguiendo un conejo blanco que nunca existió.

166. Las Peleas de la Noche

- Me enferman las personas que hacen suyos los problemas ajenos - me dijo Lucas, mientras hablaba con Sebastián.

- Y a mí me molestan las personas que son defensoras de pobres y ausentes - retruqué. - ¿Lo ves? Estamos en la misma situación.

El ambiente se estaba poniendo un poco tenso. Aquello estaba definitivamente destinado a terminar mal. Asfixia. Impotencia. Ganas de llorar y desaparecer.

- Además, admite que todo esto es porque ataqué a Sebastián - volví a decir. - Porque si fuera otra persona a la que le hubiera hecho esto, no me saltarías a atacarme.

- ¡Claro que sí! - me contestó, enojado. - Se nota que no me conoces. Que suerte que no te hago hacer un test sobre mí porque perderías.

- Entonces, ¿le dijiste a Sebastián que tu postura sobre lo que está haciendo está mal? - pregunté, cruzándome de brazos. - ¿Vas a defender tus ideales ante él? ¿Ya lo hiciste?

- ¡Todavía no tuve tiempo! - me respondió, enojado, y comenzó a hablar con él.

Lancé un sonoro suspiro de enfado. Pero la cosa ojalá hubiera terminado allí. Siguió empeorando cada vez más, porque al instante Tobías se hizo presente en mi casa.

- ¿Qué hace Tobías aquí? - pregunté, antes de que el muchacho llegara con nosotros.

- Me preguntó dónde estaba y le dije que estaba aquí - dijo, como si nada.

¡Aquello ya era el colmo! ¡Estaba por asesinarlo! Tenía tanta bronca en mi poder que el único beneficio que veía en el momento era romperle la cara contra la pared y dejarlo desangrarse hasta morir. ¡Había vuelto a hacer lo mismo de siempre! ¿Acaso tenía algún desperfecto en el cerebro que le impedía ser una persona coherente? ¿O acaso yo pedía mucho?

Por suerte, la estadía de Tobías no duró demasiado porque al llegar a mi casa se enteró que tenía que ir a buscar a Marcelo de la casa de Guillermina (quien ahora ya había vuelto a hablarme bien), por lo cual se marchó resignado.

Momento que aproveché para agarrar a Lucas del cuello con toda la rabia contenida.

- ¿Por qué lo volviste a hacer? - pregunté, irritado.

- ¡No me acordé! - dijo, como si bastara como defenza. - Estaba concentrado en la computadora y no te lo dije.

Lo solté y me recosté en mi cama mirando el techo. Aquello ya era demasiado. Era un día digno para el olvido. Entonces noté que me observaba.

- Perdón - me dijo, con una entonación de haberse dado cuenta que hizo mal.

Bien, ya era algo. Para Lucas reconocer que estaba equivocado era casi tan difícil como lograr que yo tenga un día de paz y felicidad, por lo cual le di méritos por el esfuerzo.

Había llegado el momento. Todo ya estaba perdido y en ese momento me di cuenta que sólo había una carta por jugar. La carta de la verdad.

Me senté a su lado cerca de la computadora y llamé su atención.

- Esto no sonará agradable pero tengo que contártelo - se lo dije, sin mirarlo a los ojos. - En contra de mi voluntad, creo que hace un tiempo comencé a sentir algo por ti.

Yo Pensé


Yo quería cambiar el mundo

pero el mundo es como es.

viernes, 25 de abril de 2008

165. Los Sucesos

Lista de Sucesos que Armaron la Desesperación:

* Contrariamente a lo que yo había sospechado, Federico, mi profesor, apenas me dirigió la palabra al día siguiente. ¿Por qué es importante? Porque era parte de la fantasía. Era el único motivo con el que podía olvidarme de lo que sentía por Lucas. Era importante. Era fundamental para mi vida, por más que nunca suceda nada entre nosotros, que la fantasía siguiera teniendo efecto. La droga que necesitaba para olvidarme de la cruel realidad.

* Estuve durante dos días haciendo un trabajo hasta darme el lujo de poder decir que era excelente, para que a todo el mundo le guste... menos a la profesora. Resultó ser que no era lo que ella me pidió que hiciera y yo, sin poder contenerme, hice un elaborado trabajo cuando no era necesario, y parece que eso está mal. Otro motivo de depresión instantánea.

* Lucas llegó a mi casa me sorprendió con la noticia de que viajaría a la casa de su jefa, donde es amigo del hijo y también gusta mucho de la hermana de éste. Iría por todo el fin de semana y volvería para el lunes, donde comenzarían las clases de Secretariado Jurídico donde todos nos inscribimos. Pero de todos modos se iría por tres días y la noticia me la estaba desayunando como si nada.

* Cuando Sebastián apareció en la sesión de Lucas, pasó un hecho bastante extraño.

SEBASTIAN: ¿Dónde estás?

Entonces Lucas hizo un gesto dudoso con las manos y me miró como si buscara alguna respuesta en mí.

- ¿Le digo que estoy aquí o no?

- ¿Por qué le tendrías que mentir?

Esa fue una de las grandes preguntas que Lucas jamás me pudo responder. ¿Por qué mentiría acerca de dónde se encontraba? ¿En qué hacía la diferencia? ¿Qué es lo que había detrás? Aquellas situaciones me estaban cansando.

* Sebastián contó la historia de la confusión que sentía por dos mujeres. Una su novia y la otra, una persona que quiso en el pasado y ahora volvió a sentir algo. Lo cual, su problema central era saber qué haría de su vida. ¿Con cuál de las dos se quedaba? Porque no podía seguir con las dos.

De más está decir que eso colmó mi poca paciencia hacia Sebastián, dado que la otra muchacha era mi amiga Candela. Esto hizo que comenzara a insultarlo por chat por la atrocidad que estaba haciendo de jugar con dos personas por su puro egoísmo. Grave error dejarme influenciar por mis emociones.

Porque aquí se haría presente una de las tres peleas de la noche.

164. Desesperación

El momento había llegado. Las horas pasaron de prisa en esa noche de jueves. La historia todavía está un poco sin armar.
Sólo hay daño.
Heridas.
Muertes.
Las señales se terminaron.
La asfixia tomó lugar.
La verdad salió a la luz.
Sólo encontró oscuridad.
Sólo encontré oscuridad.

Me encontraba al lado de Lucas, en una silla. Él se encontraba en otra, prestándome toda la atención. Quedaba poco tiempo. En cualquier momento Tobías y Marcelo entrarían en mi dormitorio y se lo llevarían. Era el momento.

- Hay cosas que uno no puede controlar - dije, sin ser capaz de mirarlo. - Hay cosas que son errores inevitables. Hace un tiempo atrás que siento algo por ti.

La conversación continuó normal, pero hablamos de este tema. Él lo sabía. Ya no había vuelta atrás.

No sé si está bien lo que hice. La noche pasó demasiado rápido. Nunca lo vi venir.

Sólo recuerdo el momento. La angustia. La desesperación. Las ganas increíbles de llorar y desear no existir. No le encontraba el sentido. No era por Lucas. No era por lo que dijo después. Era por mí. Era por lo que yo quise crear y nunca existió.

Pero voy a molestarme en contar cómo empezó todo este trágico día. Cómo fue que las cosas hicieron que esto terminara teniendo este desenlace tan trágico. Cómo fue que la última gota de esperanza y respiración me fue tomada de las manos.

Eran las 3 de la mañana cuando todo sucedió. Todo comenzó 9 horas antes.

El día que nunca tuvo que haber existido.

El día que no tuve que despertarme.

El día que hice que mi vida sea una pesadilla.

El día que mi corazón, citando a Sabina, comenzó a cerrarse por derribo.

El día en que el sueño se hizo real.

Y la realidad... desesperante.

jueves, 24 de abril de 2008

163. La Historia Planificada

Cuando esa noche volví a ver a Lucas, terminé de hacer unos trabajos prácticos mientras él se dedicaba a jugar al PKR en la computadora. Finalmente me cuenta que tuvo unos problemas con una amiga suya.

- No sé muy bien qué pasó pero me acusa de algo que yo no hice - declaró, algo molesto. - Me dice que yo le conté a su hermana cosas de ella y que por eso la hermana le pegó. Cosas así. No entendí mucho, pero yo ni siquiera hablo con su hermana. Así que no sé de qué va esta historia.

Lógico que no pudimos avanzar mucho en la investigación de ese problema porque, bueno, para empezar no teníamos idea de lo que sucedía y su amiga no se lo quería contar. Mientras tanto, yo le estaba contando mi hazaña con el profesor.

- Pero tu profesor está casado, ¿no? - me preguntó.

- Sí, ¿crees que será feliz con su esposa? - pregunté, interesado. - Por Dios, esto no va a ser una buena etapa, definitivamente. Pero, ¿por qué la vida me lo pondría enfrente si no es para tener sexo con él?

- Pero ¿para qué quieres tener sexo? - preguntó. - Si solamente será eso y luego... nada.

No supe que responderle porque no sabía a qué venía ese comentario. ¿Acaso él conocía a una persona que podría estar conmigo y con ganas de una relación seria? ¿Acaso era otra indirecta? No. No tenía que hacerme más ilusiones con respecto a ese tema. Pero aún así, era otra cosa de Lucas que me hacía meditar mucho. ¿Por qué me hacía esto? ¿Por qué tenía esa costumbre?

- Escucha - dije, saliendo del apuro. - Tengo la historia de mi vida planificada. Primero, Federico y yo tendremos sexo y lo haremos continuamente. Pero meses después, descubriré que tiene esposa.

- Pero si tú ya sabes...

- Sí, ya sé, ya sé que tiene esposa - lo interrumpí. - Pero él no sabe que yo sé. De todos modos, él la eligirá a ella y no a mí. Entonces yo entraré en una gran depresión que durará mucho tiempo, mientras que en ese intermedio tendré que sobrevivir a una bomba que va a explotar en la Universidad, sólo para que después él tenga sexo conmigo nuevamente y la deje a su mujer cuando descubra que lo ha vuelto a engañar con su mejor amigo.

- Esta historia es vagamente similiar a la de...

- Entonces nosotros dos podremos estar juntos - interrumpí nuevamente. - Hasta que mi madre descubra que soy un ordinario, y esa depresión me lleve a no querer nadar cuando caiga en el mar después de querer salvarle la vida a una persona que sufre una herida en la pierna. Bien, como la ciudad no da a ningún mar, tendrá que ser en la laguna que está cerca de aquí. Sólo tenemos que conseguir que choquen dos barcos. El problema sería, ¿cómo conseguimos meter dos barcos en esa laguna?

- Oliver, estás realmente...

- Luego él se metererá en la laguna a salvarme - continué, sin dejarlo hablar. - Pero me dirá que está cansado de respirar por mí y se alejará. Yo querré estar con él, pero en eso la nueva esposa de mi padre morirá a mi cuidado y mi padre me echará la culpa de matarla. Entonces yo quedaré muy traumado y no tendré ganas de aceptar formalizar con Federico.

- Por Dios, esto es absurdo, tienes que...

- Aún así, todo se complicará cuando aparezca mi media hermana, a quien yo no le querré hablar porque mi padre la eligió a ella - volví a interrumpir. - Federico me dirá que se quiere casar conmigo y yo no estaré seguro porque en el pasado él me dejó por su esposa. Y hasta ahí no más sé cómo irá la historia porque recién mañana dan los nuevos capítulos de Grey's Anatomy.

Lucas tuvo ganas de pegarme, creo, porque dejó de hablarme en ese momento. El resto de la noche fue tranquilo, pero sin embargo las hormonas estaban descontroladas en mí. Lo quería. Lo deseaba. Tenía ganas de abrazarlo, de acostarme con él, de amarlo. ¿Por qué? ¿Por qué me da esos comentarios que me vuelven a hacer dudar? ¿Realmente me quiere o no?

La incertidumbre me estaba matando lentamente.

162. Charla de unos Segundos

Lucas y Leo se marcharon creyendo que yo dormía. No sé si sabían que yo me encontraba despierto o no, pero la cosa es que entre mi dolor de cabeza y la horrenda música que Lucas tiene en su celular, aquello me había puesto bastante irritable.

Finalmente pude dormir un poco y al día siguiente, por quedarme a terminar un trabajo práctico, me doy cuenta que entraba tarde a una clase. Si hubiera mirado el horario del día, me hubiera dado cuenta que la clase era con Federico. Bien, esta vez era momento de tratar de prestarle atención a lo que decía, en lugar de quedarme perdido en su estética.

Definitivamente aquél era un recurso muy efectivo para dejar de pensar en Lucas. Y creo que los miércoles y jueves serían los únicos que le darían un respiro a mi vida. Por lo menos por unas horas.

Resultó ser que aquella clase se trataba sobre las marcas y los colores que utilizan las marcas industriales para posicionarse en el mercado.

- Generalmente nosotros leemos notas periodísticas de diarios que se pueden leer vía Internet y podemos descubrir que sus colores son blanco y con letras grandes - dijo, dando ejemplos de lo que estaba explicando. - O hay páginas dedicadas a bandas de rock que son con fondo negro, incitando a lo dark.

En ese momento la campana sonó y teníamos un breve recreo de 5 minutos, para luego continuar con su clase. Uno de mis compañeros se quedó hablando con él mientras que yo salí a encender un cigarrillo e introducirme en una charla sin sentido con Ana sobre la facultad.

Entonces vi que Federico salió al pasillo y volvió a ingresar. Estaba solo. Era mi oportunidad de mantener una charla con él. ¿Desesperado? Sí, un poco. Nunca imaginé hasta qué punto.

Dejé a Ana hablando sola e ingresé al salón vacío, donde el profesor justo se encontraba contestando un mensaje en su celular. Tenía que ser interesante, con tacto y misterioso. Esta podría ser una etapa peligrosa.

- Estaba pensando en lo que dijo acerca de los colores - dije, sentándome en una silla cerca de su escritorio. - Y creo que tiene razón. Por ejemplo, yo tengo un blog en donde estoy contando mi vida. Tenía un fondo negro con letras blancas. Y cuando una etapa terminó y creí que todo iba mejorando, decido cambiarlo a un blanco con letras negras, pero era una imagen totalmente contraria a lo que fue sus primeras partes. Eso me lo dijo una de las personas que lo lee (Dios te bendiga, Kira, seas quien seas).

- Claro, es como que los adolescentes tienen la tendencia a ver todo el mundo oscuro y negro - dijo, como interesado en la charla, mientras que yo no podía creer que tuve que recurrir al blog para hablar con él. - Por ejemplo, cuando yo me fui a estudiar lejos de mi familia habré tenido tu edad. Y también lo dark me invadió. También escribía las cosas que me pasaban y ahora que las leo, me doy cuenta que sólo eran cosas de la edad.

- Por el hecho de ser adolescentes y las tragedias que eso conlleva - analicé.

La charla continuó un poco más hablando del blog, pero el pedido de la dirección estuvo ausente cuando le conté que era como un diario íntimo del cual todos mis amigos desconocían su existencia, ya que si alguno descubriera que su vida estaba contada en el Internet, posiblemente me despellejarían.

Aún así, ya había logrado una charla y todavía estaba sorprendido por lo que había hecho.

161. Cuando Leo Interfiere

- Jessica está completamente loca - me dijo Lucas, cuando se encontraba en mi casa. - Se nota que estaba desesperada por salir con alguien y nadie fue en su ayuda, porque no eres el único al que molestó.

Finalmente las cosas se estaban dando con bastante naturalidad. Lucas no había mencionado absolutamente ningún detalle acerca del sueño confezado, por lo que predije que podríamos llegar a sobrevivir con esto.

- Además, cuando tú me llamaste - continúo - justo me encontré con una ex novia. Nos encontramos y nos fuimos a tomar algo.

- ¿Oh, de veras? - pregunté, intentando evitar los celos repentinos.

- Sí, tiene una hija - continuó, y ese detalle me tranquilizó por completo, después de todo no creía que sea precisamente su hija, así que no había nada que temer. - Estuvimos juntos un tiempo, y ella era la novia de mi mejor amigo. Bueno, digamos que lo hice cuando estaban juntos.

- Ah, veo que eres de esos amigos para tener en cuenta - analicé, irónicamente.

- Pero es que ¡él era malo con ella! - se defendió. - Él se drogaba, apenas la veía, y ella estaba amarrada a una historia cruel y...

- No es necesario que armes todo el culebrón, Lucas - lo detuve. - Entiendo.

En ese momento llegó Leo, quien me hizo pasar por la casa de Ana a buscar unos apuntos de otra materia para que él las pudiera tener. Como Leo tiene los horarios muy cortados ya son practicamente nulas las veces que nos vemos en las clases, por lo que el chico luego tiene que andar pidiendo a todo el mundo los apuntes que necesita para estar al día.

Pero en el momento que vimos que Leo estaba tardando en mi computadora más de la cuenta, por lo cual se hacía imposible que Lucas y yo pudiéramos llegar a ver algo de Naruto (ya estamos por el capítulo 150), mi cabeza, de repente comenzó a estallar del dolor. No conforme con eso, Lucas puso su música en su celular. La que sabe que yo detesto.

- Voy a dejar mi música hasta que Leo termine lo que está haciendo - dijo, sonriendo, como si fuera una hazaña.

- No te preocupes, a mí me gusta la música que estás escuchando - respondió Leo, encogiéndose en hombros.

Y entonces Lucas, quizá feliz porque finalmente había encontrado a alguien que sí le gustara su música, se sentó en una silla cerca de Leo y puso la música del celular a todo volumen. Mientras, mi cabeza seguía estallando sin piedad.

- ¿Qué tanto valoras tu Z6? - le pregunté a Lucas, que no se había dado cuenta que apenas me estaba costando estar despierto.

- Tanto como para asesinar si le pasa algo - respondió.

Cerré los ojos e intenté dormir. Nuevamente, para ellos, fingí hacerlo, porque en realidad jamás lo logré. Los escuché hablar sobre el trabajo. Los escuché hablar sobre que me había dormido. No me importaba. Lo único que quería era que se marcharan. Después de todo, uno sólo se encontraba allí por un trabajo de una materia que ni cursaba conmigo y el otro, me había dicho "sí" cuando dije que un sueño erótico era un estupidez.

miércoles, 23 de abril de 2008

Yo Pensé


Pudo haber sido mejor.

El primer encuentro.

No se iba a tocar el tema del sueño.

No se iba a hablar de sentimientos.

Todo marchaba bien.

Un tercero interrumpió la noche.

Entonces todo se tornó oscuro.

Yo creí que lo iba a saber manejar.

Sin embargo, perdí el control.

No pensé.

No actué con madurez.

Nuevamente, viviendo la misma historia.

Un déjà vú sin final.

Sin final.

160. Como Estaban Todos

Hagamos un Breve Repaso:

Lucas me había rechazado, después de darme señales de que sentía algo sólo para luego hacerme entender que toda esa historia estaba en mi imaginación. No sabía cómo iba a continuar nuestra amistad, si es que aún existía.

Ana no comentaba mucho acerca de sus emociones, pero cada vez notaba que la separación de sus padres la estaba afectando más. Además, se enteró que su padre ya había comenzado de nuevo.

Leo decidió enfocar sus problemas en el estudio y en el trabajo para no pensar en su madre, que tenía su problema con el cáncer. Aún así, ambas actividades le estaban generando conflictos ya que por más que quería, no podía concentrarse en ambas.

Candela me había vuelto a hablar, pero creo que solamente necesitaba que alguien le aumente el ego ya que estaba por volver a entrar en su pozo depresivo, que le trajo problemas alimenticios y creencias sobre que su vida no tenía el menor sentido.

Guillermina me detestaba por no haberla incluído en su grupo de TEG, pero lo cierto es que su odio también contenía la desilución porque nadie la había invitado al cumpleaños de Cristobal. Ella, que siempre quiso pertenecer, por lo menos, a algo, ya no se sentía parte de nada.

Jessica también ahora me odiaba porque la había rechazado, nuevamente al igual que todo el mundo, a su invitación de ir a tomar algo. Con su novio pasa poco tiempo, debido a que su trabajo lo hace viajar casi todos los días y esto tal vez la hace sentir muchas veces sola.

Eleonora fue rechazada por Tobías, después de amarlo en secreto durante tres años, sólo porque ella fue amante del amigo de Tobías, Iván, y además su enamorado es el mejor amigo del hermano de ella.

Tobías se encontraba en plena separación después de una relación donde puso todo. Ahora que su ex novia se encontraba en la ciudad, estaba intentando reconquistarla, porque después de todo, la seguía amando.

Maya tuvo que soportar la muerte de su abuelo el mismo día que se iba a realizar la operación de su mamá, la que se pospuso para la semana siguiente. Me comentó que salió bien, pero de todos modos su madre por momentos se sentía mal, sin contar que su hermana, de repente, se enfermó tanto de una gripe inesperada por lo que pasó toda una tarde en la Clínica esperando que alguien le inyecte algo.

Hugo me escribió diciéndome que Camila ya no le atendía en el teléfono y no le contestaba los mensajes, y no tenía idea de por qué. Lo cual lo hizo desesperarse, porque se sentía tan solo y desgraciado que quería volver a la ciudad dado que en donde se encontraba, ya no se sentía cómodo.

Lucio me había confesado que se vendía por sexo, así que era un prostituto. Es decir, me mintió al decirme que yo era el primer hombre en su vida, revelándome que en realidad hubo muchísimos antes que yo.

Patricio, según me contó Lucio antes de la bella conversación sobre su prostitución, estaba desvastado. Tenía problemas en su casa y se había peleado con su nueva novia que le había dado un poco de esperanza a su vida. Ahora volvía a ser una persona negativa, malhumorada y triste, del tipo que escucha una canción de amor una y otra vez y por más que intente, no sabe cómo pedir ayuda para salir del mal camino. Esto lo hizo enfrentarse con Juan y dejaron de hablarse, por lo que la situación en su hogar no es mejor.

Camila habló conmigo y me confesó que dejó de contestarle a Hugo porque se puso muy posesivo. La llamaba todas las noches, a cualquier hora, y por esta actitud dejó de atenderlo. Ya no lo toleraba más. Y para colmo de males, Sebastián había regresado a su vida haciéndose el cariñoso.

Sebastián, según me contó Camila, estaba atravesando una difícil situación con su novia. Según él, la muchacha no era buena en la cama y esto lo estaba enfrentando a una crisis existencial, dado a que no quería terminar con ella por todo lo compartido, pero la parte sexual pesaba bastante, dado a que era una satisfacción que el joven no recibía.

Laura, la prima de Karen a quien me encontré en el viaje, me contó que el chico con el que ella pensaba que podría pasar algo, estaba demorándose más de la cuenta en apurar los trámites para finalizar el noviazgo. La hacía ilusionar con indirectas de amor, pero sólo se lo decía por chat, ya que personalmente nunca surgía el tema. Además, ese muchacho era el único motivo que la hacía salir de la aburrida rutina de la Universidad, dado a que se dio cuenta que eligió una carrera que no le hacía feliz, pero no podía abandonarla porque sus padres gastaban mucho esfuerzo en que ella siguiera adelante.

Karen, por otro lado, pese a que siempre estaba alegre, no la estaba pasando del todo bien desde que sus amigos Roberto y Sofía se habían puesto de novios. Es que siempre habían sido los tres y desde ese entonces, el grupo se vio interrumpido por códigos secretos que ella había dejado de compartir. Otra persona más que se sentía sola en el mundo, dado que su mundo hasta entonces equilibrado, se había roto.

Marcelo me contó por chat que la muchacha en quien había decidido creer, resultó tener una vida oculta. Una pareja. Era algo que quería pero que no podía contárselo a Sebastián, dado que siendo su único amigo en donde está, también era la persona que más lo había traicionado.

Iván, que pudo hablar con Lucas, le contó que no estaba rindiendo muchos frutos en la Universidad y que no la estaba pasando muy bien. Si bien, en la ciudad donde vive, su único vínculo con el mundo es el hermano de Eleonora, Javier, tampoco lo podía ver como elemento de soporte, ya que él también tenía su mundo.

Pablo había perdido en su torneo de karate, en el cual puso mucho empeño y esfuerzo, además de salir mal en un par de exámenes de su carrera, donde se había dedicado a estudiar demasiado, al punto que ni siquiera se lo pudo ver en un ámbito social, alegando que su tiempo de estudio, en definitiva, fue tiempo perdido.

Julieta era amenazada de muerte por un desconocido que llamaba a su casa a las cuatro de la mañana. Y no sólo la amenazaban a ella, sino también a su hermano pequeño. Toda la familia estaba alterada y, aunque ella intentaba disimularlo, estaba paranoica hasta con su propio perro.




Así que estos son mis amigos y sus historias. Como verán, algunas son más graves que otras, pero no por eso menos importantes.

Parecía que todo era una gran telenovela que no tenía final. Una tragedia tras otra que no tenía sentido.

Me di cuenta que ninguno vivía... sólo sobrevivían al día a día sin final. A esta pequeña molestia que requiere enfrentarse a la vida. A esto de ser adolescentes, que le dicen.

159. ¿Y Ahora Qué?

Duele. Duele demasiado. Duele que la esperanza se convierta en fracaso y desilución. Duele que todo el frágil mundo que había construido se desmorone. Duele volver a esto. Al dolor. A la angustia. A empezar desde cero. Duele saber que la historia que creí tener en mis manos no era más que una imaginación de algo que nunca sucederá, aunque siempre lo supe. Duele descubrir que todo era una mentira inagotable. Duele entender que dejé que la imaginación dominara la realidad. Duele no tener un final feliz.

¿Para dónde ir? ¿Para dónde correr? ¿Con quién escapar? Estaba solo, nuevamente.

Afortunadamente la clase del día siguiente logró que me concentre en otras cosas y dado que estuve toda la noche sin dormir, el sueño también influía en que gaste mis pocas energías en prestarle atención a los profesores.

En eso me mandó un mensaje Jessica.

"¿Puedes faltar a una de las clases? Quisiera saber si quieres tomar una gaseosa conmigo en el centro."

Le contesté el mensaje. La idea me tentaba, porque me haría bien charlar con alguien, pero sabía que este tema no lo podría tratar, por lo cual tampoco tendría sentido. Aparte, en la clase estaban tratando un tema demasiado importante como para abandonarla.

"No, no puedo. ¿Por qué no se lo pides a alguien más? Seguramente otros estarán disponibles. Pero gracias por pensar en mí."

A los dos segundos respondió:

"Es que se lo pregunté a los otros y nadie más puede, aparte te extraño y hace tiempo que no nos vemos. ¿Vendrás?"

No pude volver a responder. Entonces, mi celular, que siempre está en vibrador, comenzó a moverse de una forma descontrolada. Ya no sólo me mandaba mensajes, también me llamaba. Al principio lo soporté, pero luego esperé a que el profesor dejara de prestarme atención para responderle sutilmente antes de asesinarla.

"Voy a bloquear tu número hasta mañana."

Nuevamente, su respuesta no tardó en regresar.

"De acuerdo. Desapareceré de tu vida. No te molestaré más. Adiós y hasta nunca."

Por si no es lógico, queda sobreentendido que todo mi grupo (y, por supuesto, esto me incluye) tiene problemas para soportar el rechazo.

158. ¿Y qué Esperaba?

Aquello no podía estar sucediendo. Aquello tenía que ser un chiste cruel y sin sentido. Aquello era una dura y cruel distorción de lo que yo esperaba que sucediera. Aunque, a decir verdad, ¿qué esperaba que suceda?

Cuando Pete se enteró que Addison (en Private Practice) tuvo un sueño erótico con él, él se burló de ella y la persiguió para que se lo contara. En ese caso era porque Pete sí sentía algo por Addison. ¿Acaso, por un momento estúpido, llegué a creer que aquí sucedería lo mismo?

Es decir, ¿por qué yo, siendo tan realista, pensé que estaba viviendo en una novela?

Me sentí un estúpido. Un estúpido que acaba de decirle, aunque de una forma (muy) rebuscada, a su amigo que sentía algo por él. Me sentía un estúpido que había tirado una piedra y ahora estaba escondido en su cama, cubierto por una frazada de pies a cabeza. No me atrevía a moverme. No me atrevía a respirar. Lógico, tuve que hacerlo cuando sentí que me estaba asfixiando, pero en aquél momento deseé que algo me teletransportara a miles de kilómetros. Quería huir. Quería huir por ser tan infantil de creer que mi vida tendría un final feliz. Quería huir por haber interpretado que un estúpido test era la señal que necesitaba para dar pie a la acción. Quería huir por haber imaginado que Lucas iba a preguntarme algo sobre el tema y luego desarrollaríamos un análisis en donde quizá yo termine siendo sincero. ¡Quizá hasta le mostraba este blog!

¿Cómo pude imaginar que saldría de pie? ¿Cómo pude tener esperanzas? ¿En qué diablos estaba pensando?

Los minutos pasaban y nada sucedía. Nada que me diera a entender que Lucas iba a indagar en el tema. Nada que lleve a pensar que esto iba a salir bien. De repente, mi visión positiva de la humanidad se evaporó por completo. El único rayo de esperanza que iluminaba mis días había desaparecido y aquella gran depresión había regresado. Sentí la asfixia. Sentí las ganas de llorar. Aquello realmente dolía. Más que lo que Lucio hizo, más que volver a encontrarme con Candela, más que descubrir que Hugo buscaba a una amiga. Aquello, de todos esos males, era el peor.

En ese momento se me vino a la cabeza Eleonora y su historia patéticamente similar a la mía. Si ella no lo consiguió con Tobías, ¿cómo llegué a imaginar que yo lo iba a conseguir con Lucas? ¿Cómo diablos pude pensar eso?

Pero no había tiempo de lamentaciones, tenía que arreglarlo. Media hora más tarde prendí un cigarrillo y volví a caminar en círculos por mi habitación.

- Escucha, quiero aclarar que esto no significó nada - respondí. - Es decir, fue sólo un sueño. Me puse a analizar por qué lo tuve y tal vez es porque mi vida está tan desequilibrada que tú eres lo único estable para mí. No quiere decir absolutamente nada más que...

- Oliver, te entiendo - me interrumpió Lucas, sin dejar de jugar. - Son sólo sueños. No les des tanta importancia.

- De acuerdo - respondí, y vi que era el momento oportuno de demostrar que no me importaba. - Si te sirve de consuelo, estuviste fabuloso.

- No, no me sirve de mucho - respondió, sonriendo.

- Que lástima, a mí sí - dije, y volví a acostarme.

Fingí dormí pero no lo conseguí. Tenía el corazón destrozado.

157. El Peor Monosílabo

- Tuve un estúpido e insignificante... - volví a repetir, volviéndome a pasar el mismo problema.

Lucas vio que yo tardaba, como de costumbre, en decir lo que debía, que abrió el juego Soldat y se puso a jugar.

- Cuando quieras contármelo, te escucharé - dijo, con el típico tono de estar cansado que yo siempre tarde horas y horas en contarle un hecho.

- Es que trato de encontrar la forma de decírtelo sin verme tan culpable - confesé.

- No importa cómo lo digas, siempre serás el culpable - me respondió, aunque ignoro si pensó que esas palabras me darían fuerza para contárselo o sólo estaba siendo detestable. Posiblemente la segunda opción.

- Tuve un estúpido e insignificante...

Y no. No podía. Mi cabeza daba vueltas a mil, pero no sabía cómo contárselo. Es lógico que quería hablarle del sueño erótico que había tenido con él. Ese sueño que fue una fantasía constante en cuanto a nosotros dos.

¿Por qué iba a hablar del sueño y no de lo que realmente sentía? Porque sabía que el sueño, después de todo, podía ser tomado en cuenta como sólo un sueño. Singular. Irrepetible. Algo de una noche que no sabemos cómo pudo haber sucedido y que pronto pasaría al olvido. Bueno, por lo menos a su olvido.

Pero, ¿y si se lo tomaba a mal? Lo que menos quería era perder su amistad. Después de todo, Lucas era la única persona que mal que mal era estable en mi vida. La única persona a la que quería ver al final del día. La única persona a la que me apetecía contarle lo que me sucedía y lo que sentía. Claro que tendría mucho más para contarle, si empezaba a contarle todo lo que sentía por él. Pero posiblemente nunca más me hablaría. Así que la situación era verdaderamente complicada.

¿Cómo le cuentas a tu confidente que sientes algo por él? Es imposible. Por eso es mejor un cura. Sí, definitivamente tendría que comenzar a volver a la Iglesia. Aunque el cura me diría que lo que siente está mal. Como si yo no lo supiera. Aunque claro, él me lo diría por razones distintas.

Anyway, no había manera de decirlo y mi boca no conseguía expulsar las palabras. Lo más gracioso es que Lucas ya comenzó a prestarle más atención al Soldat, por lo que no tenía problemas en que yo esté demorando tanto.

Tenía que hacerlo, de un tirón. Sin vendas. Después de todo, tuve miles de señales de que aquella era la noche perfecta. La atmósfera estaba intacta. El momento acordado. No había marcha atrás.

- Tuve un estúpido e insignificante...

Nuevamente me quedé helado. ¿Debía decir sueño erótico? ¿O sueño subido de tono? ¿Cuál de las dos maneras sonaba menos dramática? Sé que las dos cosas significaban lo mismo, pero la recepción de una y la otra eran totalmente distintas.

Daba igual, después de todo, el mensaje se recibiría. Sólo tenía que juntar el valor, que en ese momento estaba en otro lado del planeta, porque me había abandonado el muy cobarde.

- Tuve un estúpido e insignificante sueño subido de tono... que te incluía - dije, rápidamente, y me acosté en mi cama. - ¿Lo ves? ¡Era una estupidez!

- Sí - respondió él, y se volvió a concentrar en el Soldat.

156. Llegó el Momento

El descubrir que un test le había dicho a Lucas que yo era la persona que más amaba, trajo una gama de chistes totalmente interminables. Por un lado me lo tomé con humor, pero por otro lado intentaba hacer incapié en un tema que me resultaba terriblemente interesante. Generalmente estas cosas nunca son ciertas, pero de todos modos era un leve dejo de esperanza que me daba para poder continuar.

Hasta en cierto momento me lanzó un comentario.

- Sabía que el significado de ese color - confesó. - Por eso puse tu nombre.

No sabía si aquello era un chiste o si quiera si lo había escuchado bien, pero algo como eso sonó. Me puse tan nervioso que ni siquiera le contesté y fingí que no lo había escuchado. Debería haber dicho algo, porque tal vez escuché mal. Debería haberlo hecho.

Leo llegó al rato para poder buscar la información que necesitaba para la materia que afortunadamente no cursaba conmigo. Así que Lucas y yo nos íbamos a dedicar a mirar televisión cuando de repente llegaron Marcelo y Tobías.

Aquello estaba adquiriendo un matiz totalmente repetitivo, por lo que me causó gracia ver a Tobías y a Marcelo totalmente tranquilos con respecto a mí, como temiendo que en cualquier momento yo pierda la cabeza y los comience a amenazar con un cuchillo. No es una idea tan descabellada tampoco, pero me sentía totalmente tranquilo y sereno y podía demostrar que ya era una persona equilibrada. Por ese entonces.

Finalmente, una vez que todos se marcharon, Lucas y yo quedamos solos nuevamente. Ya eran cerca de las 3 de la mañana.

- Mañana tengo que ir a clases a la mañana - le dije a Lucas. - Si quieres, puedes quedarte a dormir hasta esa hora y luego te acercaré a tu casa.

- De acuerdo, pero no puedo dormir en una cama que no sea la mía - respondió. - Por lo que me quedaré un rato en la computadora, si es que no te molesta.

- En lo absoluto - dije.

Entonces me percaté de que era la oportunidad exacta. Las luces se habían apagado y estábamos solos luego de un día totalmente agotador. La única fuente de iluminación provenía de la pantalla del monitor. Tenía que hacerlo.

- Debo contarte algo - dije, de pronto, antes de que lograra enganchar los auriculares al parlante. - Pero prométeme que no te pondrás histérico porque no te lo conté apenas sucedió. Porque es una tontería en realidad, pero pasó hace dos o tres semanas y necesito decírtelo, dado que eres a la única persona a la que se lo puedo contar.

- Te escucho - me dijo, lacónico, como preocupado por la gravedad de mi historia.

- Tuve un estúpido e insignificante sue...

Y de repente no pude continuar. Por más que quería, las palabras no salían de mi boca.

martes, 22 de abril de 2008

Yo Pensé


Yo creía que era cierto.

Pensé que era mi oportunidad.

Pensé que no me iba a salir mal.

Me lo merecía, después de todo.

Una oportunidad para ser feliz.

Estaba muy equivocado.

155. El Test de Lucas

"¡Este test pega con absolutamente todo!"
"¡Estoy en el MSN hablando con Iván!"
"¡Este test ya se fue para cualquier lado! ¡No tiene sentido lo que dice!"
"Creo que te están llamando por teléfono."

Me desperté con el último comentario sólo para descubrir que me estaban llamando. Lucas, que tal vez pensó que estaba teniendo una brillante y dinámica conversación con una persona que estaba disfrutando de su pequeña siesta a las 11 de la noche, siguió gritándole a la computadora mientras yo me dediqué a atender el celular. Era Leo.

- Escucha, necesito un favor - me dijo, al teléfono. - Si no vas a dormir pronto, quisiera que me prestes tu computadora porque tengo que buscar una información para un de mis materias.

- ¿Alguna que curso contigo? - pregunté, dormido, pero queriendo saber si yo también tenía algún trabajo del cual lo había olvidado.

- No, no, una de las mías - respondió. - Así que dime que no te irás a dormir pronto.

- Estaba durmiendo, en realidad - contesté, y de reojo vi como Lucas estaba conversando con Iván. - Ven cuando quieras. De paso te hago completar un pequeño test sobre mí.

Corté la comunicación con Lucas y observé las cosas que había completado en el test que había escuchado, entre sueños, nombrar. Agarré la hoja en donde había puesto todos sus escritos y pegué una rápida leída a sus espaldas. Los resultados fueron terriblemente increíbles. Aunque mortalmente beneficiosos para mí.


El Test de Lucas:

Animales por Orden de Preferencia:

Tigre

Vaca

Caballo

Oveja

Cerdo


Escriba una Palabra que Defina las Siguientes Cosas:

Perro: Ladrido

Gato: Maullido (tanta inspiración en una sola persona)

Rata: Pequeña

Café: Desayuno

Mar: Tranquilidad


Asigna a una Persona a Cada Color de Personas que Sean Importantes para Ti:

Amarillo: Inés

Naranja: Tobías

Rojo: Oliver

Blanco: Sebastián

Verde: Fernando


Bien, ahora los resultados, porque el siguiente punto era que pida un deseo de acuerdo al número que pensó, y como había pensado que su número favorito era su número de celular, nunca se iba a cumplir su deseo.


Punto 1: Prioridades en su Vida

Tigre: Orgullo (totalmente de acuerdo)

Vaca: Carrera (¿eh? ¿en serio? Debe ser una preocupación que lleva muy internamente)

Caballo: Familia (ah, mira tú por donde)

Oveja: Amor (debe ser que todavía lo está buscando... y si supiera)

Cerdo: Dinero (yo hubiera elegido esta en primer lugar)


Punto 2:

La forma de definirse a uno mismo:

Perro: Ladrido (¿se define como alguien que ladra? ah, debe ser porque aleja a las personas)

La forma de definir a tu pareja:

Gato: Maullido (no entendí ésta)

La forma de definir a tus Enemigos:

Rata: Pequeña (no es una persona que tenga gente con la que enfrentarse)

La forma de definir el Sexo

Café: Desayuno (creo que vive en ayunas)

La forma de definir a tu vida:

Mar: Tranquilidad (y sí, si nunca me cuenta nada emocionante)


Punto 3: Qué Significa Cada Color

Alguien que Nunca Olvidarás

Amarillo: Inés (no la conozco, aunque es su amiga y la escuché nombrar)

Quien tu consideras tu amigo verdadero

Naranja: Tobías (sí, ¿quién no lo consideraría un amigo a Tobías? creo que es una de las mejores personas que conocí... ah, ya me acordé, Eleonora no lo considera su amigo)

Es quien realmente amas.

Rojo: Oliver (¡momento! Esto es terriblemente importante)

Es tu alma gemela.

Blanco: Sebastián (¡pero me lleva el diablo!)

Alguien a quien recordarás el resto de tu vida.

Verde: Fernando (lo vi un par de veces, es su amigo, pero no es relevante)

154. Las Cien Preguntas

Leo, Pablo, Ana y yo nos envolvimos esa noche de sábado jugando al TEG. La madre de Ana, que siempre era nuestra compañera de juego, esta vez brilló por su ausencia, ya que se encontraba de viaje, por lo que solamente éramos nosotros cuatro.

Pablo estaba apresurado por jugar para luego poder ir al cumpleaños de Cristobal (ese que me trajo tantos problemas). Leo acababa de salir del trabajo por lo que llevó su propia comida para cenar mientras empezábamos a jugar. Ana, por su parte, en tres rondas ya había perdido la mitad de los países y en medio del juego se puso a estudiar por una materia ya que no le interesaba seguir con el desafío. Y en cuanto a mí, quizá por la ausencia de Lucas, gané toda Oceanía, América del Norte y América Central.

¡Fue mi mejor juego! Jugué como nunca... perdí como siempre, porque Pablo consiguió su objetivo primero.

Al día siguiente, Lucas y Ana vinieron a mi casa donde hicimos nuestra segunda Tarde de Series. Pero esta vez yo les preparé un pequeño juego que se me había ocurrido cuando regresé por la noche: "Cien Pequeñas Preguntas Acerca de lo que Sabían de Mí".

Pese a la sorpresa, fue un juego que visiblemente estaban encantados por hacer, debido a que yo era la única persona que haría semejante cosa a sus amigos. Me llamaron egocéntrico y demás cosas, pero tengo que admitir que fue divertido. Para mi sorpresa, Ana respondió a 46 preguntas y media de forma correcta, mientras que Lucas respondió a 45, lo cual para Ana terminó resultando casi una ofensa, dado que ella me conocía hace casi dos años, mientras que mi amigo solamente lo hacía desde hace tres meses.

Finalmente, después del capítulo 3 y 4 de Lost, y del 3, 4 y 5 de Naruto, dimos por terminada nuestra segunda reunión y Ana se marchó.

- Si te vas a quedar me voy a acostar un rato - le dije a Lucas, finalmente. - Despiértame en unas horas.

- Yo me quedaré jugando en la computadora - me dijo, encogiéndose en hombros. - Tengo ganas de jugar al póker o al Soldat.

Y me fui a dormir por un rato, sin darme cuenta que al despertar, sería las últimas horas de esas dos semanas donde todo se encontraría bien, porque, verán, quizá la falta del sueño o quizá la suma de las situaciones hará que de repente... todo gire. Todo cambie. Porque a veces, una sola palabra, puede hacer que todo se desmorone.

lunes, 21 de abril de 2008

153. La Olvidada

Julieta estaba totalmente sorprendida por la escena que me había hecho Lucas por teléfono, mientras que por mi parte, no podía dejar de sonreír ante aquél asunto. Me sentía tan brutalmente emocionado por aquél arranque de celos de parte de mi amigo ante la situación de que yo pase tiempo con Pablo que de repente me comencé a sentir totalmente bien.

Regresé a mi casa y me fui a bañar para prepararme a ir a la partida de TEG de aquella noche. Pero en ese momento, algo extraño sucedió. Un mensaje de Guillermina había llegado a mi celular, con noticias no muy coherentes.

"¡Gracias por invitarme a jugar al TEG! Yo también te quiero."

Diablos, ¿quién de todos los inútiles a los que le había comentado había dicho eso? Sinceramente, tenía entendido que Guillermina, como parte de la manada, iría al cumpleaños de Cristobal. Bueno, resulta que parece que la chica tampoco estuvo invitada a dicho evento, porque cuando me conecté, una gama de insultos comenzaron desde el MSN hacia mi casi inocente persona.

GUILLERMINA: ¡No puedo creer que me hayas olvidado! ¡Me excluiste del grupo! ¡No lo puedo creer de ti! ¡Hiciste todo un grupo de TEG sin mí!

Hay que admitir que la chica sabía presentar un drama de una magnitud muy elaborada. Y justo cuando estaba por contestarle, otra ventana me habla. Julieta.

JULIETA: De acuerdo, creo que cometí un pequeño error y le dije a Guillermina lo del juego del TEG e increíblemente se enojó y cada vez que quería arreglarlo, la empeoraba.

YO: Deberías aprender a dejar de meterme en tantos problemas. ¡Arréglalo!

JULIETA: ¿Cómo? ¡Si ya te odia!

YO: No sé. Dile que estás senil, que estás paranoica por lo de las amenazas, que te sientes tan aburrida de tu vida que quieres meter en problemas a los demás.

JULIETA: ¡Vete al diablo!

Me concentré en Guillermina. Tenía que explicarle que mis intenciones no fueron tan malvadas como se las estaba interpretando.

YO: ¡No hice ningún grupo! ¡No le avisé a NADIE porque pensé que todos irían al cumpleaños de Cristobal!

GUILLERMINA: ¡Invitaste a Leo! ¡No me mientas si no sabes mentir!

Cambié de ventana y le hablé a Julieta.

YO: ¡¿También le dijiste lo de Leo?! ¿No te podías callar simplemente cuando viste que la estabas embarrando?

JULIETA: Es que estábamos hablando bien y de repente se comenzó a enojar. ¿Cómo me iba a imaginar que se lo iba a tomar tan mal? ¡La dejaste fuera del TEG! ¡Tampoco es que le sacaste un hígado, por el amor de Dios!

YO: ¡A ti te voy a sacar un hígado y los ojos cuando te tenga en frente!

JULIETA: ¡Vete al diablo!

Cambié de ventana y nuevamente intenté arreglar las cosas (que ya estaban del todo mal) con Guillermina.

YO: Escucha, no te quise excluir. Pensé que ibas a estar en el cumpleaños de Cristobal. No fue intencional. De veras. Si te hubiera excluído, te hubiera bloqueado de mis contactos y no te hubiera hablado por unos días hasta que se te pase.

GUILLERMINA: ¡Y tú me crees tan idiota como para olvidarlo!

Definitivamente estas personas no son capaces de captar un chiste para cortar la tensión, ¿eh?

GUILLERMINA: Me voy. Que se diviertan en el TEG.

¡Y se fue! Vaya que hay personas suceptibles en estos días.

152. Marcar Terreno

La tarde se estaba pasando lentamente entre charlas no muy productivas con Julieta cuando mi celular vuelve a sonar, pero me cortan antes de que pudiera atender. Al ver en el Registro de Llamadas perdidas, veo el nombre de Lucas. Esperaba que no haya ido a mi casa, porque sino estaría en la vereda como un perro, porque nadie le abriría la puerta.

- ¿Qué sucede? - pregunté, atendiendo.

- ¡Escúchame! - me grito, emocionado, del otro lado. - Cristobal me dijo que invite a todo el mundo, por lo cual te estoy invitando a ir. A ti, a Ana, a todos los que encuentres. Pero sé que tú no vas a querer ir.

- Como es obvio - dije, dándole la razón.

- ¡No puedes ser así siempre! - se quejó, gritándome, del otro lado. - ¡Nunca quieres salir! ¿Por qué? ¿Por qué siempre te tienes que apartar?

- Tú no tienes derecho a hacerme una escena - le respondí, aunque con gusto por tener una conversación de esa índole. - Si recordáramos, tú fuiste el que me canceló a mí por ir a un cumpleaños. Así que si alguien tiene que ofenderse, ¡soy yo! Porque mi amigo Pablo, que también tiene que ir a dicho cumpleaños, se va a tomar el tiempo de ir a jugar al TEG.

Lo sé. Siendo consciente de la rivalidad entre Pablo y Lucas, aquello fue un golpe bajo. Un golpe que iba directamente a conseguir un objetivo...

- Sí, lo sé, Pablo ya me lo contó todo por teléfono - reprochó. - Porque él sí me llama, no como tú, que me dices que me vas a llamar todos los días ahora que mi número es gratis, pero nunca lo haces.

...que lo consiguió con honores.

Aquello tenía un sentido inesperado. Pablo se lo había comentado a Lucas, acerca de mi invitación para que vaya a jugar al TEG. Lucas, tal vez inconscientemente, quiso simplemente marcar terreno. Y yo no sabía cómo demostrarle que lo tenía.

151. Un Invitado Más

Golpeado por tantos sucesos extraños y sin sentido, decidí tomarme la tarde libre para aceptar la invitación de Julieta para perder tiempo en su casa. Desde que había comenzado a cursar la facultad, nuestro tiempo de visitas se había reducido de una manera bastante extensa, por lo que no venía mal verla cuando se tuviera un pequeño tiempo libre.

Amanecí con un mensaje de texto de parte de Lucas.

"¿Crees que hay posibilidades de cambiar el partido de TEG para esta tarde? A la noche tengo el cumpleaños de Cristobal."

Cristobal era otro de los chicos del grupo con el cual tenía un casi nulo vínculo social. Lo había visto un par de veces en reuniones generales pero jamás tuvimos la desencia, siquiera, de presentarnos. De todos modos, no podía decirle algo a Lucas porque quiera ir a su cumpleaños, ya que jamás me garantizó su participación de un TEG el sábado por la noche.

"De haber posibilidades, hay, pero tendríamos que raptar a Ana y ya la pasé muy mal la vez que lo hice. Así que no te preocupes, dile a Cristobal 'feliz cumpleaños' de mi parte. Nos vemos mañana para una Tarde de Series."

Ya en la casa de Julieta, me di cuenta que aquella reunión de TEG podría ser un fracaso. Solamente figurábamos en la lista Ana, su madre y yo. Todo el resto del grupo definitivamente iría al cumpleaños de Cristobal. Me arriesgué a mandarle un mensaje a Leo y preguntarle si se nos unía. Afortunadamente me respondió que lo haría luego de salir de trabajar.

Así que me pasé contándole a Julieta mis ya dos semanas sin drama alguno, lo cual era totalmente extraño, pero me encontraba en cierta forma muy feliz, por más que mi felicidad no tuviera lógica alguna.

Mi celular sonó y Pablo, a quien no veía desde la fiesta de la que me escapé corriendo, dio señales de vida.

- Me estaba preguntando qué es lo que estabas haciendo - me dijo el chico. - Estaba muy aburrido y, de repente, ¡me acordé que tú existías!

- Que encanto eres - respondí, irónicamente. - En estos momentos estoy en la casa de Julieta, pero, oye, hay TEG esta noche. Así que si quieres ir a la casa de Ana a jugar antes de ir al cumpleaños de Cristobal, puedes hacerlo.

- Me encantaría - respondió. - Hace mucho que tengo ganas de jugar al TEG. Aparte, mañana tengo una final de karate, por lo cual tampoco iba a permanecer mucho tiempo en el cumpleaños de Cristobal.

Y así nada más, de repente, la noche trágica por las pocas invitaciones, no sonaron tan trágicas. Sin embargo, ignoraba la magnitud que alcanzaría esta noticia y los problemas que me traería después.


PD: Plantilla cambiada a pedido de Kira.

sábado, 19 de abril de 2008

5º Parte: Señales


Los celos son una cosa complicada de manejar.
Podemos sentirlos por el amigo que está con nosotros hasta que otra persona aparece en su vida y de pronto nosotros pasamos a un segundo plano.
Podemos sentirlos por aquella persona que busca marcar un territorio que nos pertenece.
Podemos sentirlos, aún en contra de nuestra voluntad.
Verán, ser celosos es algo bueno, para la persona celada. Y no siempre nos gusta admitirlo.
Pero, lo importante, es descubrir qué mensaje oculto hay detrás de ellos.
Es decir, cuando celamos a alguien, ¿con qué intenciones lo hacemos?
Lo bueno del caso es que no soy yo el que se siente celoso.
Alguien me cela.
Y puedo decir, estando de este lugar, que es una sensación divina.
Visitas 4º Parte: 356

150. El Misterio de la Lista

Después de despedirme de Candela me quedé en Internet. Ya eran alrededor de las 3 de la mañana pero el sueño no se dignaba a venir por mí. Mi MSN seguía abierto pero más allá de una charla superficial con un par de contactos, no pasó nada interesante. Mi cabeza daba vueltas en círculos en cómo se encontraban las cosas por el momento, entre Lucas, Hugo y Candela.

Pero por si esto no fuera suficiente, alguien más se treparía a la lista y se daría un recorrido. Lucio se conectó y comenzó a charlar conmigo.

LUCIO: Me pasó algo extraño. Me agregó un muchacho a mi correo y me preguntó si era gay. Le dije que yo amo a las mujeres pero de todos modos se me podía considerar bisexual porque también me acuesto con hombres. Le dije que podíamos hacer una amistad y todo lo demás. Además, si quería, lo iba a buscar al centro para ir a tomar algo y si se daba, podíamos terminar juntos. La cosa es que dio dos mil vueltas y al final, ¡me terminó diciendo que no!

La historia no tendría ninguna clase de relevancia en mi vida, sino fuera por un detalle que me llamó mucho la atención. "También me acuesto con hombres". ¿Desde cuándo? Si hasta donde yo lo conocía, era sólo heterosexual.

YO: Ah, veo que querías seguir explorando el universo masculino.

LUCIO: No, ya lo conozco muy bien. Pero, qué se yo, con un hombre es más divertido hacerlo porque puedes hacerle más cosas.

La misma teoría tenía yo, pero de todos modos había algo que no me estaba cerrando de aquello.

YO: ¿Estuviste con otro chico aparte de mí?

LUCIO: Varios. Incluso algunos pagan por un servicio. Con algunos, como tú, lo hago porque me gusta, pero con otros es un servicio que presto.

YO: ¿Y todas esas conversaciones donde me decías que yo era el primero?

No podía creerlo. Justamente Lucio que quiso venir una vez a darme clase de ética y moral ahora estaba descubriendo que me mintió desde el momento que terminamos en la cama. Me sentía algo estúpido. No porque me de bronca descubrir que no soy el primero, sino porque no podía creer que todavía la gente mienta en estas alturas de la vida en detalles importantes. Aquello era absurdo.

LUCIO: Fuiste el primero. Fuiste el primero a quien no le cobré.

YO: Acabas de decir que hay algunos con quien lo haces porque te gusta.

LUCIO: Bueno, te soy lo más sincero posible. Peor sería que nunca te lo dijera.

Me quedé sin hablarle y seguí en Internet. No tenía nada que acotar. Aquello finalmente tenía sentido. La lista de precios de la que alguna vez me habló no era simplemente creada para darle morbo a nuestra situación. ¡Era real! ¡Lo había hecho realmente! Me sentí un poco estúpido por haber vivido engañado todos estos meses.

Y bueno, amigo de Juan tenía que ser. Dime con quién andas... (No sé por qué Juan tuvo que recibir el golpe, pero ya que estamos).

LUCIO: Vamos, Oliver, no me la compliques. Tú fuiste el primero. Te considero el primero porque me interesabas tú y no tu billetera.

YO: Como sea. Tengo sueño y tengo que terminar de estudiar. Mañana me espera un día largo. Nos hablamos después.

Y diciendo eso, cerré sesión.

La asfixia que tenía hace unos días volvió de repente. Pero ahora sabía por qué. Candela, Lucas, Lucio y Hugo rompieron mi calma en una sola noche. Cuatro historias diferentes sin finales. Cuatro historias que tendría que comenzar a cerrar.

149. Sinceros

YO: Acabo de leer tu e-mail.

Se lo dije a Candela a quien vi on-line, después de que ella iniciara la conversación con un "ya no me saludas más". Aquello, realmente, era muy, muy extraño. Más allá del modo de cómo ha sido iniciada la charla, era más rara la mini-conversación que tuve anteriormente con Karen, cuando la estaba culpando por habernos vuelto a reunir después de todo lo que pasó entre nosotros. Ella me dijo "Oliver, las cosas entre ustedes no funcionaron hace tres años, no significa que no puedan funcionar ahora".

¿Y eso? ¿Por qué diablos la gente tiende a hablar indirectamente? ¡Se pueden confundir los mensajes, por Dios!

YO: ¿Qué estás haciendo?

CANDELA: Nada. Estoy aburrida y sola. ¿Tú sales hoy?

YO: No lo sé. Tal vez lo haga más tarde. O tal vez sólo vaya al kiosco a comprarme cigarrillos. Pero si te quedas on line, vuelvo para que hablemos un rato.

CANDELA: No tengo sueño, así que me quedaré conectada un rato más.

De acuerdo. Es un hecho realmente estúpido volver a ver a Candela un día y ya sacrificar un viernes por la noche con el simple objetivo de quedarme a hacer compañía cibernética, pero de todos modos, en ese momento sentí que era el único lugar donde quería estar, por lo que salí a comprar cigarrillos y volví en menos de diez minutos.

YO: Tu vida ha sido un misterio para mí en estos últimos años.

CANDELA: Es que en mi vida no hay mucho interesante.

YO: Entonces, ¿qué estás esperando de ella?

CANDELA: Sinceramente, no sé. Estoy como estancada. Sin mucha proyección a futuro, creo que no puedo superar el pasado.

YO: ¿Qué quedó en el pasado para superar?

CANDELA: Que ya no soy la chica a la que le iba bien y que siempre estaba rodeada de gente. Extraño ser la que era antes.

YO: Es raro. Nunca te vi como la clase de persona que iba a tratar de recuperar a quien fue en el secundario.

CANDELA: Antes no me importaba lo que los demás piensen de mí. Yo estaba conforme con lo que era. En cambio, desde que me comenzó a ir mal en la facultad me alejé de todo mi grupo y dejé de salir. Me empecé a acomplejar demasiado con mi aspecto físico. Vivía amargada y deprimida, y no quería que la gente me viera así.

YO: Veo que entraste en una etapa de depresión importante.

CANDELA: Tuve trastornos en la forma de comer. Había épocas en las que no comía nada y había épocas en las que comía demasiado. Pero todo era un problema mío. Un lío que yo sola me generé porque nadie me despreció o se burló por cómo me iba.

YO: Te autoexigiste demasiado y te defraudaste a ti misma.

CANDELA: Todo el tiempo estuve pensando que estuve fallando a mi familia, pero ellos me dijeron que no, que lo único que querían era verme bien y que estaban orgullosos de mí.

YO: Es que eres alguien por quien uno podría estar orgulloso.

CANDELA: Gracias.

YO: ¿Y ahora, cómo estás con respecto a eso?

CANDELA: Tratando de salir adelante. Creo que voy a comenzar a ver un psicólogo porque sola no puedo. Después te aviso si tienes que ir a verme a un psiquiátrico.

YO: No creo que estés loca. Yo me siento así un millón de veces al año. Sé que hay momentos en donde todo es oscuro y cada cosa que pasa es peor a la anterior.

CANDELA: Cuando decidí salir del pozo en el que yo misma había decidido entrar, me paré y me di cuenta que no todo era negro. Desde ahí fue que las cosas comenzaron a salir bien. Vaya, ¿quién iba a pensar que tendríamos estas charlas tan profundas?

YO: Digamos que ya no somos los de antes, eso es lógico. Pero por algún motivo, cuando hablo contigo, vuelvo a tener 15 años.

CANDELA: Es porque nos abrimos y contamos cosas que nos pasan interiormente. Con eso, volvemos a quedar expuestos. Pero me saqué todo mi peso de encima contigo, en esta noche. Gracias.

YO: No, gracias a ti... por seguir de pie.

148. Un E-mail Agradeciendo

Finalmente la semana había concluído. No se me hizo tan larga como pensaba, y tal vez fue porque hubo un viaje que interrumpió la rutina en el medio. Tobías y Lucas fueron por mi casa por unas horas a celebrar que finalmente la semana había llegado a su fin.

Lucas me comentó que fue a jugar nuevamente al voley y que cuando volvía a su casa, sin querer echó tierra con su auto a un hombre que circulaba en moto y éste comenzó a perseguirlo por todo su barrio. Finalmente consiguió esquivarlo, pero esperaba no volver a tener que cruzárselo, sobretodo cuando luego se enteró que en realidad el hombre vive a la vuelta de su casa. Tobías, por otro lado, trajo la desconcertante noticia de que había vuelto a hablarse con su ex novia. No dio más declaraciones que esas. No comentó si habían regresado o si había un dejo de posibilidades para que vuelva a surgir el noviazgo. Sólo quedó en contármelo.

- Ana quiere organizar un TEG para el sábado a la noche - le comenté a Lucas. - Pero no sé si tú vas a querer hacerlo.

- Y hay un 50 y 50 de posibilidades - me confesó. - Siendo honesto, la idea de jugar un sábado a la noche no es algo que me llame mucho la atención. Pero te debo reconocer que estoy corto de presupuesto.

Estuve a punto de lanzar mi monólogo sobre segundas opciones y demás cosas, como siempre, pero ya no tenía sentido. Pensé que estaba muy usado y por lo visto, a Lucas nunca le surtía efecto.

Una vez que se marcharon, me senté en la computadora y revisé mi correo. Entre todo los e-mail chatarra que me mandan diariamente, encontré uno que me llamó la atención. Era de Candela.

"¿Cómo estás?
Te escribo porque seguramente me estarás extrañando. No sé cómo vas a superar el no verme por mucho tiempo.
Hablando en serio, la pasé muy bien contigo. Me divertí mucho y espero que pronto se repita este encuentro.
Espero que andes muy bien."

Me quedé paralizado ante la computadora. Aquello tenía que ser una broma de mal gusto. ¿Qué es lo que estaba sucediendo? ¿Por qué un e-mail? ¿Por qué ella?

Dos segundos después de quedarme catatónico frente al monitor, mi celular volvió a sonar. Un mensaje de Hugo. ¿Qué diablos le pasaba a todo el mundo que decidió volver a hablarme?

"¿Cómo estás? Yo me encuentro mejor."

Genial, lo único que faltaba para terminar la semana: mensajes de Hugo que quiere ser mi mejor amigo solamente para sacarme información de Camila. No tenía ganas de ser gentil o cortés con Hugo, así que escribí con el mayor sarcasmo posible:

"Por el amor de Dios, no es necesario que hagas esto. Hagas lo que hagas, no pienso ayudarte."

Mi cerebro sólo podía aceptar el regreso de una sola persona amada. Dos, ya era demasiado. Y mucho más ese sujeto que sólo me hablaba cuando necesitaba algo. Un odio descomunal hacia Hugo me invadió por completo y recuerdos tormentosos del pasado invadieron mi cabeza.

Aquél no era un viernes normal.

viernes, 18 de abril de 2008

147. El Nuevo Profesor

Llegué dos minutos retrasado a mi horario de inicio de clases. Ingresé al aula y distinguí un asiento vacío al lado de Ana. El profesor levantó la vista cuando ingresé, pero no me dijo nada y yo saludé por cortesía.

- Tú no viniste ayer - me dijo el hombre.

- No, no lo hice, tuve que viajar - le respondí, sin mirarlo.

Me senté al lado de Ana y luego levanté la vista para lanzarle la mirada de cortesía más una sonrisa. Me enamoré.

Quien estaba al frente de un aula se dio a conocer como Federico. No tendrá más de 30 años. Era joven, delgado y muy hermoso. Tenía una sonrisa que desparramaba una bondad extrema. Yo me sentí cegado por un momento.

- Es muy lindo - me dijo Ana, en susurro. - Pero es casado y tiene hijos.

- Tal vez por eso se casó - le contesté y decidí prestarle atención a la clase.

Lógico, no pude. Fue como si esa hora no pasara nunca y a la vez, no quería que se terminara. No recuerdo absolutamente nada de lo que dio en clase. Sólo me acuerdo de esa sensación de estar cegado por una belleza absoluta. Creo que no era el único de mi clase, porque al terminar la hora me daría cuenta que nadie supo de qué se habló.

¿Por qué el destino se empeña en ponerme estos objetos que son inalcanzables? Primero Lucas (que a comparación del profesor, perdía como los mejores). Ahora él. Federico. Por lo menos me sé su nombre. Y también que no soy el único que fue cautivado.

"Acabo de tener mi clase con un profesor muy lindo. Ni siquiera sé lo que dijo. Me enamoré."

Eso fue lo que le escribí a Lucas al término de la hora, por el simple hecho que necesitaba urgente contárselo a alguien. El muchacho respondió.

"No quería saber tanto. Avísame cuando salgas de la facultad."

Me dio pie para que yo responda algo que tenía ganas de decirle.

"No te pongas celoso. Tú sigues siendo mi favorito."

Y de hecho, lo era.