jueves, 24 de abril de 2008

162. Charla de unos Segundos

Lucas y Leo se marcharon creyendo que yo dormía. No sé si sabían que yo me encontraba despierto o no, pero la cosa es que entre mi dolor de cabeza y la horrenda música que Lucas tiene en su celular, aquello me había puesto bastante irritable.

Finalmente pude dormir un poco y al día siguiente, por quedarme a terminar un trabajo práctico, me doy cuenta que entraba tarde a una clase. Si hubiera mirado el horario del día, me hubiera dado cuenta que la clase era con Federico. Bien, esta vez era momento de tratar de prestarle atención a lo que decía, en lugar de quedarme perdido en su estética.

Definitivamente aquél era un recurso muy efectivo para dejar de pensar en Lucas. Y creo que los miércoles y jueves serían los únicos que le darían un respiro a mi vida. Por lo menos por unas horas.

Resultó ser que aquella clase se trataba sobre las marcas y los colores que utilizan las marcas industriales para posicionarse en el mercado.

- Generalmente nosotros leemos notas periodísticas de diarios que se pueden leer vía Internet y podemos descubrir que sus colores son blanco y con letras grandes - dijo, dando ejemplos de lo que estaba explicando. - O hay páginas dedicadas a bandas de rock que son con fondo negro, incitando a lo dark.

En ese momento la campana sonó y teníamos un breve recreo de 5 minutos, para luego continuar con su clase. Uno de mis compañeros se quedó hablando con él mientras que yo salí a encender un cigarrillo e introducirme en una charla sin sentido con Ana sobre la facultad.

Entonces vi que Federico salió al pasillo y volvió a ingresar. Estaba solo. Era mi oportunidad de mantener una charla con él. ¿Desesperado? Sí, un poco. Nunca imaginé hasta qué punto.

Dejé a Ana hablando sola e ingresé al salón vacío, donde el profesor justo se encontraba contestando un mensaje en su celular. Tenía que ser interesante, con tacto y misterioso. Esta podría ser una etapa peligrosa.

- Estaba pensando en lo que dijo acerca de los colores - dije, sentándome en una silla cerca de su escritorio. - Y creo que tiene razón. Por ejemplo, yo tengo un blog en donde estoy contando mi vida. Tenía un fondo negro con letras blancas. Y cuando una etapa terminó y creí que todo iba mejorando, decido cambiarlo a un blanco con letras negras, pero era una imagen totalmente contraria a lo que fue sus primeras partes. Eso me lo dijo una de las personas que lo lee (Dios te bendiga, Kira, seas quien seas).

- Claro, es como que los adolescentes tienen la tendencia a ver todo el mundo oscuro y negro - dijo, como interesado en la charla, mientras que yo no podía creer que tuve que recurrir al blog para hablar con él. - Por ejemplo, cuando yo me fui a estudiar lejos de mi familia habré tenido tu edad. Y también lo dark me invadió. También escribía las cosas que me pasaban y ahora que las leo, me doy cuenta que sólo eran cosas de la edad.

- Por el hecho de ser adolescentes y las tragedias que eso conlleva - analicé.

La charla continuó un poco más hablando del blog, pero el pedido de la dirección estuvo ausente cuando le conté que era como un diario íntimo del cual todos mis amigos desconocían su existencia, ya que si alguno descubriera que su vida estaba contada en el Internet, posiblemente me despellejarían.

Aún así, ya había logrado una charla y todavía estaba sorprendido por lo que había hecho.

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