miércoles, 23 de abril de 2008

159. ¿Y Ahora Qué?

Duele. Duele demasiado. Duele que la esperanza se convierta en fracaso y desilución. Duele que todo el frágil mundo que había construido se desmorone. Duele volver a esto. Al dolor. A la angustia. A empezar desde cero. Duele saber que la historia que creí tener en mis manos no era más que una imaginación de algo que nunca sucederá, aunque siempre lo supe. Duele descubrir que todo era una mentira inagotable. Duele entender que dejé que la imaginación dominara la realidad. Duele no tener un final feliz.

¿Para dónde ir? ¿Para dónde correr? ¿Con quién escapar? Estaba solo, nuevamente.

Afortunadamente la clase del día siguiente logró que me concentre en otras cosas y dado que estuve toda la noche sin dormir, el sueño también influía en que gaste mis pocas energías en prestarle atención a los profesores.

En eso me mandó un mensaje Jessica.

"¿Puedes faltar a una de las clases? Quisiera saber si quieres tomar una gaseosa conmigo en el centro."

Le contesté el mensaje. La idea me tentaba, porque me haría bien charlar con alguien, pero sabía que este tema no lo podría tratar, por lo cual tampoco tendría sentido. Aparte, en la clase estaban tratando un tema demasiado importante como para abandonarla.

"No, no puedo. ¿Por qué no se lo pides a alguien más? Seguramente otros estarán disponibles. Pero gracias por pensar en mí."

A los dos segundos respondió:

"Es que se lo pregunté a los otros y nadie más puede, aparte te extraño y hace tiempo que no nos vemos. ¿Vendrás?"

No pude volver a responder. Entonces, mi celular, que siempre está en vibrador, comenzó a moverse de una forma descontrolada. Ya no sólo me mandaba mensajes, también me llamaba. Al principio lo soporté, pero luego esperé a que el profesor dejara de prestarme atención para responderle sutilmente antes de asesinarla.

"Voy a bloquear tu número hasta mañana."

Nuevamente, su respuesta no tardó en regresar.

"De acuerdo. Desapareceré de tu vida. No te molestaré más. Adiós y hasta nunca."

Por si no es lógico, queda sobreentendido que todo mi grupo (y, por supuesto, esto me incluye) tiene problemas para soportar el rechazo.

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