jueves, 24 de abril de 2008

161. Cuando Leo Interfiere

- Jessica está completamente loca - me dijo Lucas, cuando se encontraba en mi casa. - Se nota que estaba desesperada por salir con alguien y nadie fue en su ayuda, porque no eres el único al que molestó.

Finalmente las cosas se estaban dando con bastante naturalidad. Lucas no había mencionado absolutamente ningún detalle acerca del sueño confezado, por lo que predije que podríamos llegar a sobrevivir con esto.

- Además, cuando tú me llamaste - continúo - justo me encontré con una ex novia. Nos encontramos y nos fuimos a tomar algo.

- ¿Oh, de veras? - pregunté, intentando evitar los celos repentinos.

- Sí, tiene una hija - continuó, y ese detalle me tranquilizó por completo, después de todo no creía que sea precisamente su hija, así que no había nada que temer. - Estuvimos juntos un tiempo, y ella era la novia de mi mejor amigo. Bueno, digamos que lo hice cuando estaban juntos.

- Ah, veo que eres de esos amigos para tener en cuenta - analicé, irónicamente.

- Pero es que ¡él era malo con ella! - se defendió. - Él se drogaba, apenas la veía, y ella estaba amarrada a una historia cruel y...

- No es necesario que armes todo el culebrón, Lucas - lo detuve. - Entiendo.

En ese momento llegó Leo, quien me hizo pasar por la casa de Ana a buscar unos apuntos de otra materia para que él las pudiera tener. Como Leo tiene los horarios muy cortados ya son practicamente nulas las veces que nos vemos en las clases, por lo que el chico luego tiene que andar pidiendo a todo el mundo los apuntes que necesita para estar al día.

Pero en el momento que vimos que Leo estaba tardando en mi computadora más de la cuenta, por lo cual se hacía imposible que Lucas y yo pudiéramos llegar a ver algo de Naruto (ya estamos por el capítulo 150), mi cabeza, de repente comenzó a estallar del dolor. No conforme con eso, Lucas puso su música en su celular. La que sabe que yo detesto.

- Voy a dejar mi música hasta que Leo termine lo que está haciendo - dijo, sonriendo, como si fuera una hazaña.

- No te preocupes, a mí me gusta la música que estás escuchando - respondió Leo, encogiéndose en hombros.

Y entonces Lucas, quizá feliz porque finalmente había encontrado a alguien que sí le gustara su música, se sentó en una silla cerca de Leo y puso la música del celular a todo volumen. Mientras, mi cabeza seguía estallando sin piedad.

- ¿Qué tanto valoras tu Z6? - le pregunté a Lucas, que no se había dado cuenta que apenas me estaba costando estar despierto.

- Tanto como para asesinar si le pasa algo - respondió.

Cerré los ojos e intenté dormir. Nuevamente, para ellos, fingí hacerlo, porque en realidad jamás lo logré. Los escuché hablar sobre el trabajo. Los escuché hablar sobre que me había dormido. No me importaba. Lo único que quería era que se marcharan. Después de todo, uno sólo se encontraba allí por un trabajo de una materia que ni cursaba conmigo y el otro, me había dicho "sí" cuando dije que un sueño erótico era un estupidez.

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