viernes, 25 de abril de 2008

164. Desesperación

El momento había llegado. Las horas pasaron de prisa en esa noche de jueves. La historia todavía está un poco sin armar.
Sólo hay daño.
Heridas.
Muertes.
Las señales se terminaron.
La asfixia tomó lugar.
La verdad salió a la luz.
Sólo encontró oscuridad.
Sólo encontré oscuridad.

Me encontraba al lado de Lucas, en una silla. Él se encontraba en otra, prestándome toda la atención. Quedaba poco tiempo. En cualquier momento Tobías y Marcelo entrarían en mi dormitorio y se lo llevarían. Era el momento.

- Hay cosas que uno no puede controlar - dije, sin ser capaz de mirarlo. - Hay cosas que son errores inevitables. Hace un tiempo atrás que siento algo por ti.

La conversación continuó normal, pero hablamos de este tema. Él lo sabía. Ya no había vuelta atrás.

No sé si está bien lo que hice. La noche pasó demasiado rápido. Nunca lo vi venir.

Sólo recuerdo el momento. La angustia. La desesperación. Las ganas increíbles de llorar y desear no existir. No le encontraba el sentido. No era por Lucas. No era por lo que dijo después. Era por mí. Era por lo que yo quise crear y nunca existió.

Pero voy a molestarme en contar cómo empezó todo este trágico día. Cómo fue que las cosas hicieron que esto terminara teniendo este desenlace tan trágico. Cómo fue que la última gota de esperanza y respiración me fue tomada de las manos.

Eran las 3 de la mañana cuando todo sucedió. Todo comenzó 9 horas antes.

El día que nunca tuvo que haber existido.

El día que no tuve que despertarme.

El día que hice que mi vida sea una pesadilla.

El día que mi corazón, citando a Sabina, comenzó a cerrarse por derribo.

El día en que el sueño se hizo real.

Y la realidad... desesperante.

0 Culpables: