sábado, 5 de abril de 2008

128. Desconectado

Y si por las dudas el hecho de estar a dos metros de morir y que no me haya importado es un síntoma digno de preocupación, sin dudas descubrí que la cosa empeoraba después de tener sexo y que ni siquiera me haya importado.

¡Esto ya es grave!

Todo surgió después de que Lucas se haya desconectado. Una persona que hace tiempo no veía inició sesión: Fernando. Sí, el hermoso chico con quien estuve después de Juan y antes de Lucio (juro que en realidad no soy tan promiscuo, aunque si lo cuento así, suena como si lo fuera).

FERNANDO: ¿Qué haces esta noche?

YO: Nada. Acabo de rechazar una invitación para jugar al póker, porque no tenía ganas de perder dinero así que decidí quedarme a ver si aparecía un plan mejor.

De acuerdo. Le mentí descaradamente, porque Lucas jamás me invitó a jugar, aunque si yo hubiera querido ir, seguramente no hubiera tenido problemas. O al menos NECESITO creer que habría sido así.

FERNANDO: ¿Y apareció?

YO: No por el momento.

FERNANDO: Yo esta noche estoy libre, si quieres verme.

YO: De acuerdo.

Total. ¿Qué más daba? Era lindo y no podía rechazarlo. Aparte, tal vez un poco de sexo me haría olvidar un poco del profundo pozo depresivo en donde me encontraba.

Bueno, no funcionó. Porque Fernando, totalmente tierno y dulce, estuvo en mi cama desnudo durante tres horas y pese a que yo actuaba como debería, mi mente estaba en otro lado. ¿Dónde? Ni siquiera lo sé. Sólo sé que por momentos se me venía la imagen de una persona que empieza con L.

No sé cómo diablos sobreviviré a la cena del día siguiente en la casa de Guillermina. Sebastián y Lucas, por supuesto, están en la lista de invitados.

0 Culpables: