viernes, 18 de abril de 2008

146. El Llanto Falso

Mi celular me despertó, como si hubiera programado una alarma para que me avisara que tenía que ir a la facultad, pero esta vez era una llamada. Por la ventana pude notar que todavía no había amanecido. ¿Quién diablos me llama a esta hora? ¡Hugo!

- ¿Qué pasa? - atendí, medio dormido.

- Amigo... - me dijo Hugo, en un suspiro, como si juntó muchas fuerzas para hablarme. - Estoy muy mal... Realmente necesito saber algo sobre Camila... Me está volviendo loco... No puedo dejar de pensar en ella... Quiero verla... La necesito.

¿Y a mí qué diablos me importa? ¿No me podía llamar en un horario menos desubicado para contarme sus traumas adolescentes de un eterno inmaduro?

- Ni siquiera la conoces - respondí, con un gran cinismo para darle a entender que no me estaba creyendo su escena.

- Ya sé que no... Pero acaba de pasar algo trágico - me advirtió, con su voz quebrada. - Me acabo de encontrar con mi ex novia en una disco. ¡De las dos mil discos que hay en esta ciudad, justo tuvimos que terminar en la misma! ¿Lo puedes creer?

¿Puedes creer que no me interesa? ¡Quiero dormir!

- Estoy anonadado - respondí, irónicamente, intentando fingir que me encontraba despierto.

- Y cuando le quise hablar... ella me miró y me dijo... - se le vuelve a quebrar la voz para darle más drama: - "No quiero volver a saber de ti, ¿acaso no lo entiendes?" Y eso me destruyó por completo... Por eso quiero saber algo sobre Camila. Me enloquece... No quiero olvidarme de mi ex novia utilizando a tu amiga, pero creo que Camila me gusta de verdad.

Aquello ya estaba rodeando el absurdo. Me moría del sueño y me encontraba hablando con un experto en el drama. Encima, fingido, porque lo conocía tanto a este ser miserable que estaba totalmente convencido que sus lágrimas no era reales. O por lo menos, no volvería a creer que se sentía un desgraciado hasta que no lo veas con sus muñecas cortadas mientras él está en una bañera (como la típica imagen) dando sus últimos suspiros.

Pero qué le iba a decir de Camila. No tenía muchas noticias de ella últimamente. A decir verdad y sólo confirmando que el mundo es un pañuelo, Camila tuvo mucha trascendencia en la vida de una de las personas que nos rodeaban. Porque ella, y aquí viene la primicia, fue la amante de Sebastián (¡sí, del ídolo de Lucas!) cuando éste se aburría de tener sexo con su novia.

Irónicamente, ahora la chica se encontraba entre dos personas que no me caían del todo bien. Bueno, ¿para qué fingir? Que no me caen bien y punto.

- Oye, Hugo, tengo facultad en un par de horas y, pese a que a ti no te interese tu vida académica, a mí sí - reproché. - Así que lamento que no me conmueva tu elaborado y premeditado melodrama pero no es la primera vez que tengo que soportarte haciendo esto, así que reinvéntate. No me interesa ser partícipe de tu conquista hacia Camila, así que, con todo el amor del mundo, ¡déjame dormir!

Y suspirando con una sonrisa en la cara, corté la comunicación y seguí durmiendo un par de horas más.

0 Culpables: