sábado, 19 de abril de 2008

148. Un E-mail Agradeciendo

Finalmente la semana había concluído. No se me hizo tan larga como pensaba, y tal vez fue porque hubo un viaje que interrumpió la rutina en el medio. Tobías y Lucas fueron por mi casa por unas horas a celebrar que finalmente la semana había llegado a su fin.

Lucas me comentó que fue a jugar nuevamente al voley y que cuando volvía a su casa, sin querer echó tierra con su auto a un hombre que circulaba en moto y éste comenzó a perseguirlo por todo su barrio. Finalmente consiguió esquivarlo, pero esperaba no volver a tener que cruzárselo, sobretodo cuando luego se enteró que en realidad el hombre vive a la vuelta de su casa. Tobías, por otro lado, trajo la desconcertante noticia de que había vuelto a hablarse con su ex novia. No dio más declaraciones que esas. No comentó si habían regresado o si había un dejo de posibilidades para que vuelva a surgir el noviazgo. Sólo quedó en contármelo.

- Ana quiere organizar un TEG para el sábado a la noche - le comenté a Lucas. - Pero no sé si tú vas a querer hacerlo.

- Y hay un 50 y 50 de posibilidades - me confesó. - Siendo honesto, la idea de jugar un sábado a la noche no es algo que me llame mucho la atención. Pero te debo reconocer que estoy corto de presupuesto.

Estuve a punto de lanzar mi monólogo sobre segundas opciones y demás cosas, como siempre, pero ya no tenía sentido. Pensé que estaba muy usado y por lo visto, a Lucas nunca le surtía efecto.

Una vez que se marcharon, me senté en la computadora y revisé mi correo. Entre todo los e-mail chatarra que me mandan diariamente, encontré uno que me llamó la atención. Era de Candela.

"¿Cómo estás?
Te escribo porque seguramente me estarás extrañando. No sé cómo vas a superar el no verme por mucho tiempo.
Hablando en serio, la pasé muy bien contigo. Me divertí mucho y espero que pronto se repita este encuentro.
Espero que andes muy bien."

Me quedé paralizado ante la computadora. Aquello tenía que ser una broma de mal gusto. ¿Qué es lo que estaba sucediendo? ¿Por qué un e-mail? ¿Por qué ella?

Dos segundos después de quedarme catatónico frente al monitor, mi celular volvió a sonar. Un mensaje de Hugo. ¿Qué diablos le pasaba a todo el mundo que decidió volver a hablarme?

"¿Cómo estás? Yo me encuentro mejor."

Genial, lo único que faltaba para terminar la semana: mensajes de Hugo que quiere ser mi mejor amigo solamente para sacarme información de Camila. No tenía ganas de ser gentil o cortés con Hugo, así que escribí con el mayor sarcasmo posible:

"Por el amor de Dios, no es necesario que hagas esto. Hagas lo que hagas, no pienso ayudarte."

Mi cerebro sólo podía aceptar el regreso de una sola persona amada. Dos, ya era demasiado. Y mucho más ese sujeto que sólo me hablaba cuando necesitaba algo. Un odio descomunal hacia Hugo me invadió por completo y recuerdos tormentosos del pasado invadieron mi cabeza.

Aquél no era un viernes normal.

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