viernes, 23 de noviembre de 2007

4. Obligaciones Pasadas

Cuando una pareja se termina, está claro que no por eso el mundo que sigue girando también. Es por eso que si con tu pareja de ese entonces habías hecho compromisos, conocido personas y elaborados planes a futuro, no puedes evadirlos sólo porque tu romance fracasó. Esta regla pesaba más aún todavía si ese romance era secreto ante toda la humanidad.

Al día siguiente después de la charla con Lucio, el mejor amigo de Juan, me encontraba con Ana y Leo nuevamente en la facultad, terminando la semana y esperando que llegara la noche para poder salir a entretenerme.

- Me dijo que debía darle gracias a la vida por ser su amigo - les conté a los chicos, luego de comentarles que me encontré a Lucio de camino a mi casa. - ¿Qué clase de persona le dice eso a otra? Debe estar en el puesto número 1 de las frases más ridículas que escuché a lo largo de mi vida.

- Yo siempre quise estar en ese ranking - me dijo Ana. - De todos modos, es cierto, Lucio realmente ha dicho una de las cosas más estúpidas del mundo.

- Tal vez es cierto - exclamó Leo, ganándose una mirada sorprendida de sus dos amigos. - Tal vez deberías darle gracias a la vida haberte hecho amigo de una persona que cuando quiso, desapareció por completo. Eso te enseñará a no volver a cometer esos errores.

Como siempre, Leo nos dejaba sin saber cómo responderle. Era increíble como ese chico era capaz de ahogar hasta el chiste más absurdo intentando encontrarle un fundamento válido. Así que totalmente deprimidos porque nos cortaron la alegría de aquella frase ridícula, nos dirigimos hacia unos de los salones. Estaba por entrar cuando una joven se me acercó, rápidamente.

- Oliver - me llamó.

Leo y Ana la miraron, giraron su cabeza y continuaron. No era necesario excusar aquella actitud, ya que estábamos frente a Gladis. Una mujer que tiene de bella lo que tiene de malvada. Es detestable, creída y egocéntrica. Podríamos definir como la versión de Juan en femenino.

- Disculpa, pero últimamente no te vi colaborando con el proyecto que teníamos que presentar - comentó, como queriendo hacerme sentir culpable. - ¿Por qué no estás viniendo a reunirte con nosotros?

Tenía ganas de revelarle que el verdadero motivo por el que no me estaban encontrando era porque Juan también pertenecía a ese grupo y el hecho de tener que cruzármelo en un trabajo del cual me había comprometido a hacer hace unos meses, no me llamaba absolutamente para nada la atención.

- La verdad es que estuve muy ocupado - mentí, descaradamente. - ¿Avanzaron en algo?

- Realmente no - respondió Gladis, alizándose el cabello, como hablando para sí misma. - No estamos avanzando mucho y realmente no te culpo por ocupar tu tiempo en otras cosas. De todos modos creo que deberías aparecer, debido a que diste tu palabra y eres de gran ayuda. Así que te veré luego.

Y sin que yo pueda objetar nada, se alejó de mí. Genial. Aquella situación era sencillamente genial.

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