lunes, 5 de mayo de 2008

177. El Fin de un Misterio

Pablo llegó a mi casa y vio a Sebastián, calificándolo de una sorpresa agradable e inesperada. Ciertamente, jamás nadie se imaginaría que yo hubiera estado pasando una noche hablando con Sebastián. Pero repitamos una y otra vez el hecho de que esto se produjo gracias a mi vínculo con Camila.

- ¿Hacen algo todos hoy? - preguntó Pablo. - ¿Lucas dijo algo?

- Pregúntale a Oliver - sugirió Sebastián.

Como en ese momento me encontraba fumando, la reacción de querer tirarle con algo en la cara a Sebastián se vio desvinculada porque comencé a toser.

- Pero seguramente nos juntaremos a jugar al póker - continuó Sebastián, riéndose de mí porque yo estaba asfixiándome por el humo. - Para colmo de males, no puedo beber alcohol. Ni siquiera puedo beber gaseosa. ¡Estoy volviéndome loco! Voy a tener que estar a cigarrillos y a agua mineral toda la noche. Moriré de un cáncer de pulmón, pero al menos cumpliré con las condiciones que me dijeron los médicos.

Entonces Sebastián, sin solucionar nada su vida amorosa con Camila, ha decidido marcharse, prometiéndole a Pablo llamarlo cuando sepa cuáles son los planes para la noche.

Ahora había llegado el momento de la verdad. Siendo honesto, lo primero que pensé cuando Pablo me mencionó que su visita sería secreta, fue que Jessica pudo interferir en el medio de nosotros y también comenzar a molestarlo, como hacía con Lucas y conmigo. Y dado que muchas veces Pablo da muestras de ser el típico caso del heterosexual confundido que se siente amenazado por el bisexual declarado, no me sorprendería tampoco que la cosa vaya por ese rumbo.

Así que me senté al lado de Pablo y crucé mis brazos, listo para escuchar su historia.

- ¿Por qué tenía que ser un secreto? - pregunté, haciendo referencia a lo que me había dicho el día anterior.

- Ah, eso - respondió, como quitándole importancia. - Sucede que quería venir a tu casa, pero a la vez mi novia quería que esté con ella. Entonces pensaba pasar un rato de tiempo y luego inventar una excusa que me iría a dormir para poder venir aquí, porque de otro modo ella me haría una escena.

Así que la cosa era más simple de lo esperado. Fue algo estúpido de mi parte haber creado una novela de un hecho que era más sencillo de lo que parecía, pero al menos, ahora había un signo de interrogación que dejó de existir. Y eso... ya era algo.

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