sábado, 10 de mayo de 2008

184. Accidente

Preparándome para salir a la Universidad en mi motocicleta, me pregunté si esa teoría mía de que cada día de mayo sería más emocionante que el anterior, o que por lo menos habría pequeños detalles al día que me harían sentir vivo, era sólo la utopía generada por mis ansias de que me sucedan cosas emocionantes, o si realmente estaba pasando.

Me hizo recordar mucho a la escena de Grey's Anatomy, donde Meredith comenta que tuvo un presentimiento y Derek le responde "si esperas lo necesario, sucede"... y luego una bomba casi la mata. Me reía pensando en que yo me encontraría en medio de una bomba y que justamente Lucas sea mi Dr. Encanto. Créanme, físicamente son muy distintos.

De todos modos, estábamos por terminar de grabar un trabajo especial en base a una idea que tuvimos a principios de año esa noche en la casa de Julieta, por lo que eran necesaria las apariciones de Lucas y de Jessica para completar. Así que pensando en que tendríamos una activa noche por delante, marché rumbo a la facultad.

Me detuve en una esquina, con el sol de frente (en un momento donde está tan potente que nubla la visión) y dejé pasar a los autos que circulaban con más rapidez. Cuando de repente... un impacto. Alguien por detrás choca contra mí y sólo sentí el ruido del farol trasero haciéndose cruicas en el medio de la calle.

Logré agarrar la moto con tanta bruzquedad para no caerme que mi brazo derecho ardió con un dolor no calculado. El pedal de la moto se incrustó en mi pierna derecha, pero logré mantenerme de pie. De repente, todo estuvo en calma.

Todos los presentes giraron a vernos. La gente que atendía los negocios de las esquinas salieron a la vereda, pero no me importaba. El shock de aquél choque me había dejado mudo por un instante y me limité a sonreír por no creer que algo así me esté pasando.

Dentro del auto que me había chocado había un hombre ya mayor. Estaba más asustado que yo, por lo que una parte de mí sintió algo de pena.

- ¿Estás bien? - me preguntó.

- Estoy bien - respondí, apreciando la parte trasera de mi moto totalmente destruída. - ¿No me vio?

- El Sol - respondió. - No me permitió verte.

Era una teoría bastante acertada. Me indicó que nos sentáramos en la esquina y eso hicimos. Visiblemente ninguno de los dos estaba acostumbrado a aquellas situaciones, porque no sabíamos muy bien qué cosas teníamos que hacer.

- No sé cómo arreglar esto - reconoció. - ¿Cuánto crees que saldrá arreglar tu moto?

- No lo sé - respondí. - Vamos a un taller de un amigo de mis padres. Él puede decirme cuánto costará.

El hombre estaba totalmente predispuesto a no salir corriendo, cosa que agradecí con gusto porque en ese momento no sabía muy bien para qué dirección correr. Mi brazo ardía por dentro, pero no me importó. Aquello era algo trascendente.

Ya en el taller, a unas pocas cuadras donde fue el incidente, el amigo de mis padres vio los daños y fue a sacar cálculos. Afortunadamente siempre me cobra a costo de base, por lo que sabía que no aumentaría a un precio incalculado, pero la cifra de $200 pareció asustar a aquél hombre, que aterrorizado, tomó consciencia y dijo:

- Creo que es conveniente que haga una exposición en la policía - remarcó. - Iré a hacer la denuncia.

0 Culpables: