sábado, 10 de mayo de 2008

186. Planes de Sábado

La siesta de aquél sábado luego de un día de accidentes me encontró con Camila, sentados en la vereda de su casa, hablando acerca de Sebastián y los sentimientos de ambos. La chica seguía fiel a su postura de no dejarlo volver a enamorarla, ya que después de todo había sufrido demasiado por él y con toda la guerra psicológica que éste le hizo, como el hecho de ir a llorarle por su novia cuando acababa de serle infiel. Además, Camila sigue apostando la teoría de que ella podría correr la misma suerte que corrió su actual novia, que le sea infiel y que, de un día para otro, como si nada, la saque de su vida.

La noche anterior con Lucas, Jessica y Julieta no duró mucho. Julieta tenía cosas que hacer con su hermano, Jessica tenía que trabajar al día siguiente y Lucas iba a ir a una disco a hacer relaciones públicas con su trabajo. Nunca entendí esa parte, pero de todos modos, iba a estar ocupado. Así que para eso de las dos de la madrugada, Leo vino a mi casa a contarme que se peleó con su novia por estar siempre pendiente en su mundo.

Y aquella tarde, habíamos quedado en volver a reunirnos. Esta vez no había intenciones de jugar al TEG, ya que la semana pasada decidimos darnos un tiempo de ese juego, por lo rutinario que se estaba volviendo. Así que lo cambiamos por cartas u otras cosas que se nos irían ocurriendo.

Llamé a Lucas para comentarle que la Tarde de Series se vio suspendida por un viaje que Ana tuvo que hacer a última hora.

- Que raro Ana cambiándonos los planes - dijo, como si necesitara quejarse de algo.

- ¿Cuándo más nos cambió las planes? - pregunté, sorprendido.

- Y... una vez - respondió, visiblemente no pensaba que yo iba a hacer incapié en su comentario.

- Disculpa, pero eres tú el que hace mucho tiempo no se reune con nosotros para las Tardes de Serie - reproché. - Tú eres el que siempre está ocupado.

- Yo estoy trabajando - se defendió.

- Sí, en una disco - terminé su oración, en un tono bastante cínico.

- No fui a la disco anoche - me corrigió. - No sabía que hacer y salí a dar unas vueltas. Por suerte me encontré a unos amigos y sí, finalmente terminé yendo a otra disco, pero no fue por trabajo.

- Me alegro - dije, sin darle la mínima atención. - Hoy a la noche jugamos en la casa de Ana, si quieres ir, ve.

Esto último lo dije casi sin meditarlo, porque increíblemente me había olvidado que Lucas también era parte de los planes del fin de semana. No sé por qué extraño suceso ni siquiera lo tuve en cuenta. Aquello fue algo para meditar.

Lucas prometió ir, así que corté la comunicación, y mi primer pensamiento fue el de que estuvo libre pero de todos modos no me tuvo en cuenta a mí para hacer algo.

Ni siquiera sé por qué me sorprendía.

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