19. ¿Es un Chiste o Qué?

Me estaba marchando de la casa de Lucio. La agradable sensación que me había plantado, de no estar solo y de no tener que soportar esta locura con mi soledad, me había levantado un poco los ánimos, pero el ver a Juan, que no había modificado para nada su conducta y que seguía siendo tan natural como siempre, me había destrozado por completo.

Caminaba unas cuadras cuando escuché que se acercaba detrás de mí. Mi corazón se aceleró. Impulsivamente me di vuelta y lo vi.

- Escucha, necesito pedirte algo - me dijo. - ¿Mañana puedes comprar alguna bebida y llevarla a la fiesta de Maya? Yo saldré tarde del trabajo, así que necesito que la compras y luego te la pagaré.

Me quedé con la boca abierta. ¿Aquello estaba sucediendo de verdad? ¿Qué podría hacer? ¿Qué responder? Si me negaba, iba a entender que todo estaba mal. Pero si accedía, iba a dar a entender que todo estaba más que bien y que jamás ha pasado nada. No podía creer que Juan me estuviera hablando en serio.

- Claro - dije, confundido. - Yo me encargo. Pero si Maya se toma toda la bebida antes de que tú llegues, no será mi culpa.

- Gracias - contestó y se giró nuevamente. - Y le daré el dinero a Maya, así que si ella se lo gasta, tampoco será mi culpa.

Aquella situación, por si ya me encontraba mal, terminó por dejarme peor.