lunes, 10 de diciembre de 2007

36. Maya al Ataque

Me seguía encontrando con Lucio sin dejar de preguntarme por qué no me marchaba de allí en lugar de sostener una mueca falsa en mi cara que demostraba alegría. Lo cierto es que mi cabeza era un desastre de cosas y no había forma de que las ubique bien.

Ese día comencé algo con Fernando, un chico hermoso. Al mismo tiempo, descubrí que sólo teníamos un par de días para estar juntos debido a que yo viajaba a ver a Julieta y cuando regresara, Fernando sería el que se iría de vacaciones, por lo cual sólo nos quedaba un par de días si es que queríamos estar juntos. De repente, ya no resultaba tan tentadora la idea de escaparme de la ciudad e ir con Julieta.


- Escucha, sé que tú viajas en un par de días, ¿verdad? - preguntó Lucio.


- Así es - respondí. - Así que saluda a Juan de mi parte. Dile que lo felicito por su nuevo empleo.


- Tengo un plan - dijo, de repente. - ¿Qué te parece si vamos hasta el restaurante de Juan y les compramos su primera comida?


- Me parece la idea más estúpida que se te ha ocurrido - afirmé.


- ¿Por qué? - preguntó, el desgraciado. - Así puedes ir y comprar la primera comida de ellos y, ya que estamos ahí, te despides de Juan.


- ¡No! - exclamé, sin poder creerlo. - No voy a ir allí para decirle a Juan lo que pienso hacer con mi vida. Me voy porque quiero olvidarme de él. Porque no soporto estar en la misma ciudad que él. Porque aún me duele tener información suya. Y si en todo este mes, Juan no fue capaz de mandarme un maldito mensaje y sólo me hablaba cuando coincidíamos en algún lado, entonces no me interesa ir a verlo. No va a cambiar su mundo ni caerá en un pozo depresivo porque me voy sin decirle adiós.


En ese momento, un auto se detuvo frente a nosotros. De él bajó Maya, con aires de enojada, mirando a Lucio.


- Que quede en claro que sólo vengo a hablar con Oliver - anunció ella, como presentación. - Oliver, mañana iré a tu casa a verte.


Yo asentí. Tardé unos segundos en caer en la situación. Maya no hablaba con Lucio. Sospeché que me perdí algún detalle importante, pero luego recordé que tal vez el enojo podría ser porque Lucio jamás asistió a la fiesta que ella dio.


- ¿Estás enojada conmigo? - preguntó Lucio.


- ¡Te enojas porque una chica te miente y la conoces hace tres días! - exclamó Maya, haciendo referencia al tema de Julieta. - Pero quieres que yo venga y te de un abrazo por haber faltado a mi fiesta. Hasta fueron personas que no conocía y tú, mi amigo, me fallaste. Además, me encontré con tu hermano y me dijo que esa noche te quedaste en tu casa. Así que si preferiste a una computadora antes que a mí, espero que la hayas pasado bien, como si fuera algo que nunca haces.


Lucio se rió ante el insulto, lo cual fue muy divertido. Jamás había visto a Maya enojada, así que considero que sus palabras fueron fuertes debido a que dio a conocer una personalidad que no pensé que poseía. Maya sonrío cínicamente y se giró sobre sus pies.


- No tengo nada más que decir - dijo.


Y con la frente en alto, se subió al auto y se marchó.

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