lunes, 10 de diciembre de 2007

35. Cambió de Trabajo

Me encontraba regresando de casa de Fernando. Había una parte de mí que se encontraba feliz por lo que había sucedido. Jamás pensé que mis labios y los del chico más hermoso del mundo se cruzarían de esa forma. Pero, ¿por qué tuvo que haber problemas? ¿Quién le había hablado de mí y por qué me iba a doler si me enteraba? ¿Sería mi ex novio el que estaba detrás o alguien de mi pasado?

Crucé por la casa de Lucio, quien justo se encontraba lavando el auto de sus padres. Al verme, fue a estrechar mi mano. Era la primera vez que Lucio y yo nos encontrábamos después de haberle confesado que yo era gay y sobre mis sentimientos hacia Juan. Pero extrañamente, no me sentí incómodo. También Lucio había sido el que me provocó una fuerte discusión con Julieta, la gran amiga que me iba a ayudar a escapar durante una semana.

Lucio, tal vez por el calor que hacía en aquella noche, se encontraba sin remera. Nunca me había dado cuenta de lo formado que está su cuerpo.

- ¿Cómo estás? - pregunté.

- Bien, bien - respondió. - Nos mandamos un par de e-mail con Julieta. Reconocí que estuve mal y ella me contestó diciéndome que, pese a que ya no hablemos, que todo quedaba bien. ¡Ah! - exclamó, como si se acaba de acordar de algo fundamental que debía decirme. - ¿Juan te contó que renunció a su trabajo?

- No hablo con Juan - subrayé, como si no era obvio. - ¿Por qué?

- Fue hace dos días - continuó Lucio, mientras yo me arrepentí de haber preguntado. - Puso un puesto de comidas en sociedad con una chica. Van a vender comida todas las noches y él va a cocinar.

Recordé que Juan era un buen cocinero. Un golpe de melancolía me atacó de pronto y la felicidad que tuve por estar en los labios de Fernando se desvaneció.

- Me alegro por él - mentí, siendo esa la mentira que más repetía en el año.

Intenté fingir que nada sucedía, pero Lucio era bastante perpiscaz. Al instante se dio cuenta que lo que dijo, fue una bomba sobre mi cabeza.

- Perdón por haber dicho eso sobre él - dijo Lucio.

- No es tu culpa, es mi culpa porque me sigue afectando cuando no debería - reconocí. - No tendría que molestarme recibir noticias suyas, tendría que tomármelas como algo natural.

- ¿Qué es lo que te molestó de la noticia que te di?

- ¡Me molesta que siga con vida! - exclamé, sin siquiera meditarlo. - Acabo de pasar una tarde con un chico hermoso. Es más, Juan ni siquiera es tan lindo como él. Y se supone que debería estar feliz, sin embargo, esa noticia me tiró el mundo abajo.

- Pudiste haber usado protección con el chico con el que estuviste esta tarde - dijo Lucio. - Pero esa protección sólo te protegió de contraer alguna enfermedad. Pero dudo mucho que te cuides de ver lo que sucede con tus sentimientos.

En ese momento, odié a Lucio con todo mi ser. Juan había hecho un gran giro en su existencia y ni siquiera ya me los comentaba. Lo extraña. Y el recibir noticias suyas de parte de su mejor amigo sólo hacía que yo piense en lo mucho que pudo haberme gustado seguir perteneciendo a su vida. Lo único que tenía en claro en esa conversación, es que él había seguido con la suya.

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