sábado, 22 de diciembre de 2007

53. Y Otra Fiesta

No sé si ya he comentado que no soy muy adicto a los eventos sociales. En cualquier caso, todo depende del grupo con quien me encuentre. Pero ir a un Encuentro de Bandas Locales no estaba dentro de mis parámetros de una salida, donde seguramente lo que haríamos era estar de pie, ante el estilo dark de todos, sin entender nada de lo que se cantaba.

Y así pasó.

Pero la ironía del destino, no se por qué, hizo que me encuentre con personas a las que tampoco estaba preparado para ver. No había pasado ni un día en que me había cruzado con Gladis en una cena, que ahora tenía ante mí otro encuentro inesperado. Afortundamente, este encuentro era agradable.

Había partido con Ana y Leo hacia aquél bar. Un encuentro fuera de las habitaciones del estudio universitario, era algo agradable para pasar una noche de viernes.

- No pude haber salido mal en esa materia - se quejaba Leo, por enésima vez en aquella noche, mientras estábamos llegando al bar. - Joaquín saltó a defenderme y, enojado, dijo que esa fue la gota que derramó el vaso y que dejaba la carrera por culpa de los profesores. Fue un momento muy incómodo para todos. Pero no nos quiso aprobar a ninguno.

- Por eso Ana y yo ni siquiera hicimos el intento de aprobar - alegué.

Leo solamente nos miró. Ana y yo sabíamos perfectamente que al chico le molestaba nuestro poco interés en el estudio, por lo que en lugar de sentirnos culpables, simplemente nos reíamos de eso.

Cuando llegamos, el ambiente del lugar estaba lleno de gente con botellas de cerveza en la mano y otras bebidas alcohólicas. Reconocí a un par de personas allí, pero no me vieron. Después, con asombro, vi que dos personas se acercaban a saludar a Leo. Eran Iván y Jose, mis compañeros de juego.

Jose me sonrió y me estrechó su mano. Dijo algo que no pude entender por el ruido de una banda que tenía un cantante que aullaba sobre una especie de escenario. Por lo que sólo le sonreí y fingí que entendía.

Jose estaba lindo. Tan lindo como lo recordaba. Su sonrisa en su rostro me hizo entender que yo también le agradaba. Iván, por otro lado, con la misma seriedad de siempre, simplemente se limitó a decir cosas un poco complicadas de entender.

Pero desafortundamente, Jose se perdió al instante. Lo busqué con la mirada y lo vi detrás de una barra, así que para mi sorpresa descubrí que tal vez él trabaja en aquél lugar. Aquél bar se iba a convertir en mi sitio favorito si es que mi obsesión por Jose continuaba.

La que por un momento se me perdió de vista fue Ana, que cuando giré para hablarle ya no estaba más a mi lado. La vi hablando con un sujeto musculoso y visiblemente mucho mayor que ella. A los dos segundos volvió sonriendo y feliz.

- Acabo de chocar con mi personal trainer - dijo, saltando de alegría. - Me dijo que necesitaba volver al gimnasio. ¿No es fabuloso? Me extraña.

- Me alegro que le veas el lado positivo a esa oración - dije, sonriendo. - Porque sino, es una persona con una pésima elección de frases que decir en un reencuentro.

Así fue como murió aquella noche. Sin pena ni gloria. Sin malos pero sin eufóricos momentos. Cuando nos fuimos, no me pude despedir de Jose, pero Iván me dijo que me avisaría cuándo volvíamos a jugar.

Por mi parte, por lo menos estaba contento. Pero no sabía si fue por volverlo a ver a Jose, o si fue por el alcohol que tenía en mi interior.

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