viernes, 21 de diciembre de 2007

51. No era como Pensaba

Finalmente Gladis alzó su mirada y me vio entre la multitud. Se levantó de su mesa y vino a saludarme cálidamente con un abrazo. Aquello me resultaba raro, pero pronto vi cuáles eran realmente sus intenciones de aquél cálido encuentro.

- Necesito fumar y está toda mi familia - dijo, susurrándome al oído. - Salgamos de aquí.

Victoria nos siguió. Victoria era la mejor amiga de Gladis a quien yo tuve oportunidad de ver en un par de ocasiones. La chica era dulce y simpática, además de muy agradable. Todo lo contrario a Gladis, si se me permite opinar, que no es por tacharla de bruja, pero tenía algunos dotes que podría ponerla en esa categoría.

Fue por Gladis y por ese grupo de personas con los que me reunía a trabajar que conocí a Juan, hace ya casi nueve meses atrás. Ella no lo soportaba, así que en el momento en que Juan y yo comenzamos a hacer "amigos" y pasar mucho tiempo juntos, Gladis optó por separarse de mí debido a que no aceptaba que yo me acerque a él. Siempre pensé que entre Gladis y Juan tal vez hubo una historia de amor nunca contada, pero ninguno de los dos jamás me lo confesó. La simple verdad es que ambos se odiaban y eso, en un primer momento, siempre resultó complicado para mí.

- Anoche no pude ir a la reunión - dije, como si me excusara. - Te mandé un mensaje diciéndote que no iba a poder asistir. Como un e-mail pidiéndote disculpas por no haber ido a tu fiesta.

- Sí, a ambos los recibí - dijo, como si no importara, escondiendo en su sonrisa una crítica hacia mi persona que habrá volcado hacia sus alrededores en el momento en que tenía bronca. - Y con respecto a la reunión, lo único interesante fue que en el grupo ya no se encuentra Juan. El profesor ha decidido sacarlo de allí.

- ¿Por qué? - pregunté.

- Porque Juan ya no aparece - continuó. - Juan ahora que está con su nuevo trabajo ni siquiera aparece por donde estamos nosotros. Yo, gracias a Dios, no lo veo hace mucho tiempo.

El resto de la cena transcurrió con normalidad. Victoria se puso a cantar en el karaoke que tenían contrado y descubrimos una buena voz de su parte, mientras que Ana me sonreía diciendo "¿viste que no era tan malo como pensabas?".

Finalmente, entrada la madrugada, un mensaje llegó a mi celular.

"¿Quieres venir a mi casa?"

Era de Fernando. Sabía que en estos días iba a estar próximo a viajar, por lo que, cuando los padres de Ana me devolvieron a mi hogar, decidí poner mi camino hacia la casa del chico. Por lo menos, trataría de tener sexo con él antes de que se marche, después de todos mis intentos frustrados anteriormente.

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