Pudo haber sido mejor.
El primer encuentro.
No se iba a tocar el tema del sueño.
No se iba a hablar de sentimientos.
Todo marchaba bien.
Un tercero interrumpió la noche.
Entonces todo se tornó oscuro.
Yo creí que lo iba a saber manejar.
Sin embargo, perdí el control.
No pensé.
No actué con madurez.
Nuevamente, viviendo la misma historia.
Un déjà vú sin final.
Sin final.
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