jueves, 20 de marzo de 2008

100. ¿Es Broma, No?


Hay días malos. Realmente malos. Y este miércoles, fue realmente desastrozo.

Empecé el día con un mensaje de Julieta diciéndome que no iba a poder viajar conmigo porque sus padres tuvieron un ataque de religión donde presagiaban que viajar en Pascuas era mala señal. Por poco me agarra un infarto al enterarme, ya que eso significa que realmente viajaba solo.

Por otro lado, Pablo escribiéndome para venir a visitarme a la noche. No me molestaba del todo, aunque le advertí que no me encontraba del todo bien ni con mi mejor humor.

Por la tarde, me conecté para darme cuenta que Lucas y Sebastián estaban conectados por el MSN. Posiblemente en la misma computadora y posiblemente jugando al póker por Internet. La sola idea hizo que todo mi cuerpo estalle de bronca. Ninguno de los dos me habló, por lo cual supuse que era una batalla perdida.

Todo el resto del día me mantuve ocupado, con la exclusiva idea de que Lucas mande su mensaje para que podamos comunicarnos. No fue hasta la noche, cuando me crucé con Leo, que tuve noticias de él.

- Anoche hablé con Lucas - me comentó. - Está muy molesto por tu mensaje.

Eso era una buena señal, después de todo. Así que viendo que el debate con Leo iba a durar, preferí cancelar con Pablo, diciendo algo de lo que me arrepiento (luego diré por qué): "No voy a recibirte esta noche. No estoy de humor. Pero Sebastián está en la ciudad, así que puedes hacer planes con el divertidísimo Sebastián." Sé que el chico no tenía nada que ver, pero por dentro de moría de celos porque ocupaba para Lucas el lugar que a mí me correspondía.

- Yo no me considero víctima - le dije a Leo, cuando el debate fue entrando en lo profundo. - Pero tampoco soy el culpable de todo, porque por algo reaccioné de mal forma con él. Si logré decir lo que dije es porque él se lo buscó. No digo que esté bien ni tampoco me estoy justificando, pero no me considero el total responsable de que él se haya generado todo este drama.

- Bueno, realmente se victimizó - prosiguió Leo. - De una forma madura, eso sí, pero se victimizó al fin. Yo escuché tu versión y escuché la de él, y pese a que no me quiero meter ni tomar partida por ninguna de las dos, puedo decir que ambos tienen razón. Lo cual es complicado porque ninguno de los dos se equivoca. El orgullo de ambos es lo que más pone en peligro la relación, porque ninguno tiene por qué dar el brazo a torcer por el otro. Parece un problema del que no hay mucha salida.

Me pregunté dónde diablos había quedado el optimismo de Leo, porque el panorama que me arrojaba sobre la situación no estaba siendo muy alentador que digamos.

- ¿Qué es lo que puedo hacer?

- Seguir con tu vida - respondí, de pronto. - Pero Lucas no viajará contigo, por lo cual espero que no te enojes con él, porque esta vez tú tienes algo de responsabilidad. Si te victimizas en esto, realmente me desilucionarías.

Genial. Ahora tenía que vivir con la culpa de desilucionar a Leo. Lo único que me faltaba. Aquella charla estaba perdiendo coherencia cada vez más. No había forma de salir y me estaba enredando en más conflictos de los que ya tenía antes.

En ese momento el celular de Leo comenzó a sonar.

- Son los chicos - respondió. - Se juntarán a jugar al póker en la casa de Sebastián.

Ahí fue cuando recordé que no debí mandarle el mensaje a Pablo. Por lo menos, no ese mensaje, porque seguramente saltaría a tema de conversación (Pablo jamás interpretaría que hay un problema; creo haber destacado que el muchacho no tenía muchas luces) y yo quedaría peor de lo que ya me encontraba antes.

Esto sí que no me lo esperaba. A un día de viajar, estaba envuelto en tantos problemas, que ni yo sabía cómo había logrado conseguirlos. ¿La peor parte? La mayoría de ellos... yo mismo me los busqué.

0 Culpables: