sábado, 22 de marzo de 2008

104. Locura de Amor (2º Parte)

Lucas, Martina y yo estábamos atravesando una caminata por el medio de la ruta para intentar llegar al otro extremo del corte, donde deberían esperarnos los taxi que la llevarían a la chica al Recital de la Felicidad. Era un movimiento que yo nunca antes haya visto, por lo que hubiera sido muy bueno poder tomar algunas fotos, pero como la luz del Sol ya practicamente no existía, no serviría de mucho mi celular en ese momento.

- Sé que tengo muchos puntos en contra - reconoció Martina mientras íbamos en la caminata, - porque se está haciendo tarde y puede que el recital comience pronto, por lo que eso significaría que Erick no podría ir a buscarme. Y si llego a estar perdida en la ciudad, comenzaré a llorar.

Me pareció graciosa la idea de ver a Martina bajando del colectivo, buscando a Erick por todos lados y al no poder hallarlo, sentándose bajo un techo para protegerse de la lluvia y llorar por su ausencia. No sé por qué en mi imaginación hay lluvia, pero suena a una imagen más trágica.

- ¿Puedo preguntar cuál es el verdadero motivo por el que vas? - dijo Lucas, de pronto.

Se nota que ella (ni yo) no esperaba aquella pregunta de parte de Lucas, porque a la hora de responder, se tomó unos segundos para meditarlo. Tal vez ni siquiera ella lo sabía y la pregunta la estaba tomando completamente por sorpresa, como esas cosas que uno hace por inercia y nunca se detiene a preguntarse por qué.

- Por el Recital - dijo, de pronto. - Tengo ganas de ir a verlo.

- Eso significa que no es por Erick, ¿verdad? - quise preguntar, como quien no mete el dedo en la llaga. - Es decir, que el que Erick te haya invitado a ir con él, no fue algo que haya ayudado a la decisión.

- Puede que haya tenido algo que ver a la hora de decidirme, es cierto - reconoció, visiblemente no muy orgullosa de hacerlo.

- Vas con la esperanza de recuperar a Erick - deduje, aunque algo imaginable, era emocionante descubrir que tenía razón.

- ¡No! - se enojó, pero luego cambió su postura - No lo sé. Yo tengo muchísimas ganas de ir al Recital, pero también es cierto que Erick fue el que me hizo decidirme. Tal vez vaya para saber cómo sigue nuestra historia, pero no es el objetivo principal de este viaje.

- Erick es una bonificación extra a la travesía - terminé, adornando la misma oración que antes yo había dicho.

- Exacto - dijo ella.

Dos horas más tarde, entre mosquitos, olores raros y esperas de pie, finalmente un taxi se llevó a Martina al encuentro con su amado. O por lo menos eso lo descubrí a las tres horas cuando me mandó un mensaje diciéndome que ya se encontró con Erick.

Al volver caminando los kilómetros que faltaban con Lucas me di cuenta que Mariana estaba por hacer una gran estupidez.

- Luchó contra Sindicatos, rompió reglas con su familia y mintió a todo el mundo por ir en busca de un amor perdido - dije, cuando volvíamos caminando con Lucas y recorriendo nuevamente los cinco kilómetros hasta el auto. - Un amor que la había dejado. Alguien que no la supo valorar a tiempo y que tuvo la suerte de que ella se encuentre cuando él regrese. Siendo honesto, no me importa lo que él sintiera, sino que la admiro a ella por este gesto tan digno de una película de Hollywood.

- La vida no es una película, Oliver - me dijo mi siempre-positivo-amigo Lucas.

Pero si existía una persona así en el mundo, que era capaz de recorrer todo el mundo con tal de ir a ver a quien amaba, me devolvía un poco de fe en la humanidad. Puede que Lucas no sea la persona que yo espero encontrar, pero al menos sé que tarde o temprano habrá alguien, en algún lugar del mundo, luchando contra Sindicatos por llegar a encontrarme.

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