viernes, 21 de marzo de 2008

102. Martina

¿Vieron que todo el mundo tiene esos amigos que cada vez que le hablan es para meterlos en problemas? Bueno, yo no solamente tengo uno, sino que tengo varios de ese target, y entre una de ellas se encuentra Martina.

Martina es un sol de persona. Es la típica chica que todavía no madura por vivir creyendo en los cuentos de hadas, ilusiones y siendo positiva al confiar en las personas. Por un lado, la quería tanto porque dentro de todo me sentía identificado con ella. Ojalá yo pudiera seguir creyendo y esperando algo de la vida de la forma en que ella lo hacía.

- Necesito un favor de tu parte - me pidió la chica, totalmente desesperada. - Es urgente.

- ¿Qué sucede? - me preocupe.

- Bueno, como sabes, las salidas de la ciudad están cortadas - me explicó, como si no fuera consciente de que esa fue la mejor noticia que recibí en el día. - Pero necesito viajar a un Recital en una ciudad vecina y quiero que me acompañes hasta el corte (de carretera), pasaremos caminando y me tomaré un taxi desde allí.

La economía del lugar funcionaba muchísimo mejor para esos taxis que te acercaban desde el punto del corte hasta la ciudad vecina donde podían funcionar los colectivos para ir a otras ciudades, con una módica suma de dinero totalmente elevada para la situación (y ciertamente, en lugar de luchar por los Sindicatos, parecía que la ciudad estaba en cuarentena).

- De acuerdo - dije, decidido. - Te llevaré.

- Cuando te cuente por qué es el motivo por el que voy en realidad, vas a odiarme - me confesó.

- No es necesario imaginar mucho que el Recital es sólo una máscara - respondí. - Sé que te vas por Erick.

Erick es el ex novio de Martina que vive en otra ciudad. Se conocieron en un concierto y tuvieron una relación por cerca de ocho meses en donde ella se entregó de todo corazón. Él venía una vez por semana (preferentemente los fines de semana), y luego ella iba a verlo también. Hasta que un día de Octubre, el muy desgraciado desapareció de su vida sin darle muchas explicaciones. Simplemente se esfumó.

Le dijo al absurda metáfora sobre que había creído que ella era la luz al final del túnel, pero que luego se dio cuenta que solamente era un reflejo. Lo que pensé que el chico quería lidiar por el Primer Puesto en Las Frases que Uno Debe Decir para Terminar una Relación (y que te odien por el resto de tu vida).

No supe cómo, pero parece ser que habían acordado en encontrarse, lo cual fue totalmente trágico porque me imaginaba que yo iba a tener que estar después para juntar los restos. De todos modos, era mi amiga y tenía que apoñar cada decisión que tome, independientemente de lo que yo pensaba.

- Saldré del trabajo en diez minutos - me comentó. - ¿Puedes venir a buscarme y vamos?

- Sí - respondí y corté la comunicación.

Tuve que mandarle un mensaje a Lucas mientras me cambiaba rápidamente para ir a hacer mi buena acción de Buen Samaritano.

"Tengo que salir de urgencia. Te llamaré cuando regrese."

En ese momento escuché un ruido. Un auto había estacionado y posiblemente se trataba de la misma persona que yo escribí. Así que, en efecto, salí de mi casa y vi a Lucas en su auto, leyendo justo en ese momento el mensaje que le envié.

- ¿Tienes que salir? - me preguntó, sin comprenderme.

- Sí - respondí. - Espera... ¿tú tienes algo que hacer?

- No - contestó.

- Genial - dije. - Entonces vas a acompañarme.

Es impresionante lo poco sentimental que soy a la hora de reencontrarme con alguien con quien estoy peleado. Pero entre la adrenalina de llevar a alguien a que se encuentre con su antiguo amor, más la emoción de volver a hablar con Lucas, hacía que no tenga ganas de un debate existencial sobre nuestra lucha.

Me senté en el lado del acompañante y nos miramos. Tal vez no eran necesarias las palabras. Estábamos juntos de nuevo.

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