sábado, 29 de marzo de 2008

114. El Exámen de Karate

Llegué a la casa de Ana, nuevamente, sin saber cuál sería mi reacción. Desde que me vinculo con Lucas, que no detengo mi nivel de cometer errores, cuando yo defiendo mi postura, que luego hace que se pierda sentido. Hay una parte de mí, visiblemente, que no quiere aceptar que tal vez es una persona que no va a traicionarme. Sin contar, claro, la otra parte de mí que cree sentir algo por él.

Al ingresar, Lucas y Ana ya se encontraban charlando, mientras que canal latino Universal Channel, estaba dando la película Hechizada, donde descubrimos por casualidades de la vida, que también actúa Kate Walsh.

- Bien, ¿empezamos a jugar ya? - nos preguntó la madre de Ana, viniendo hacia nosotros.

- Tenemos que esperar a Guillermina y a Pablo - respondió Ana. - Están en un exámen de karate. Salen de allí y vienen para aquí.

- Ah, si no me confundo, hay un examen de artes marciales en el salón de aquí a una cuadra - comentó la mujer, antes de retirarse.

Ana y yo miramos a Lucas esperando que nos diga si aquello era cierto. Lucas, en ese momento, reaccionó a que era muy posible que los jugadores ausenten estén a menos de cien metros de distancia. Como no teníamos nada que hacer, los tres salimos, mientras Lucas nos contaba la emoción de cuando él estudiaba y que tal vez su profesor le pida que regrese.

Una vez llegado al salón donde los jóvenes practicaban y rendían sus artes marciales, no costó mucho distinguir a Guillermina y a Pablo entre la multitud. Parecía que el encuentro se estaba por terminar, porque ya todos estaban formados en grupos de cinco o seis ileras. Pero de repente hacen algo gracioso. Todas las ileras se convierten en dos solamente. Uno de los chicos pasa por entre medio de ellas y de golpe todos los demás comienzan a pegarlo con un cinto.

- Esta es la forma de felicitar a los que aprobaron el examen - nos explicó Lucas.

- Me muero de ganas de rendir karate - ironizó Ana, mirando a los que corrían por no ser golpeados.

Vimos como Guillermina pasaba entre medio de todos ellos y era golpeada. Pablo también lo hizo más adelante, lo cual era una buena noticia, debido a que los dos habían salido bien y ya se encontrarían de mejor humor para poder jugar todas las noches tranquilos. Claro que más tarde me entero que Pablo en realidad jamás aprobó nada, debido a que nunca tuvo nada que rendir. Simplemente los chicos de karate le tenían bronca y aprovecharon la oportunidad para pegarle.

El resto de la noche fue totalmente tranquilo, salvo por la unión de Leo al grupo, que no hizo más que causarle dolores de cabeza a Lucas. Leo, que no podía jugar, debido a que hay un máximo de sólo 6 jugadores, y los cupos estaban llenos, se pasó el juego ayudando a Ana, quien ganó dos veces, gracias a él, por lo que hizo que mi amigo esté planeando formas de sacarle los ojos.

La noche terminó de madrugada, con un cambio de clima (literalmente) que hizo que de repente mi cuerpo comience a sentirse extraño.

Al otro día, me desperté con una hermosa y nueva gripe.

0 Culpables: