lunes, 31 de marzo de 2008

117. Sin Despedida

Al día siguiente me desperté muchísimo mejor. La gripe y la fiebre finalmente parecían ser una cosa del pasado, aunque me dolía un poco la inyección, por lo que no podía pasar mucho tiempo sentado sin sentir una molestia.

De todos modos, el MSN no podía faltar, así que esta mañana, cuando inicié sesión, descubrí a Hugo conectado.

YO: ¿Sigues en la ciudad?

HUGO: No. Ya me fui. Después de soportar un corte de carretera de seis horas.

Aquello me tomó un poco desprevenido. Hacía dos días atrás, aquél hombre, mi primera vez, me estaba hablando sobre que volvamos a pasar una noche juntos, y al día siguiente se marcha sin siquiera avisarme. Honestamente, ¿qué esperaba? ¿Que esta vez sea distinto a lo que fue todas las otras veces? A veces quiero pegarme por creer siempre en las personas.

YO: No me lo esperaba. No pensé que te irías tan rápido.

HUGO: Llegué el sábado.

Se fue dos días después de que rechacé su oferta. Ahora entendía bien. Me había dejado para lo último. Para no tener sexo conmigo y luego no lidiar con la cruz antes de marcharse. Claro que esta vez fue más simple, porque directamente no hubo cruz que armar.

Y pese a que la vez que Hugo me ofreció estar juntos, yo dejé de hacerlo por Lucas (donde no gané nada de sexo, pero sí un tanto más en discusiónes nuevas), ahora veía con claridad que no me arrepentía. Hay personas que no van a cambiar nunca. Y hay quienes creen que por el simple hecho de que encontrarte débil, van a poder atacarte las veces que quieran.

0 Culpables: