domingo, 16 de marzo de 2008

91. No Pude Hacerlo

La habitación estaba medio a oscuras. Una leve luz de mi lámpara en mi mesa de noche era lo único que alumbraba, pero las sombras de la habitación le ganaban. Era una visión tétrica. No tuve tiempo de encender nada, porque Lucas entró tan rápida y desesperadamente a mi habitación que no tuve tiempo de reaccionar. Se lo veía asustado, con miedo, acelerado. Como si hubiera sido perseguido por un asesino durante muchas cuadras y finalmente había encontrado refugio. Me preocupé.
- La tenía desnuda frente a mí en su cama - me dijo, jadeando. - Yo estaba totalmente predispuesto a pasar con ella una de nuestras típicas noches. Estábamos por hacerlo. Yo estaba totalmente excitado. Estábamos por tener sexo... pero yo... no pude.
Me quedé mirándolo esperando que continuara, pero agachó la cabeza, como si le costara mirarme a los ojos. No entendía a qué punto quería llegar. ¿Acaso tengo cara de urólogo? Preferí no preguntarlo en voz alta. Iba a cortar toda la tensión del momento.
- Pero... ¿por qué? - atiné a decir.
- Porque... Porque cuando me acerqué a besarla... - se volvió a trabar. Aquello me estaba poniendo definitivamente muy nervioso. - Porque cuando estábamos por hacerlo... Pensé en ti.
De acuerdo. ¿Qué diablos significaba eso? ¿Qué tenía que decir? ¿Qué estaba pasando?
- ¿Qué quiere decir eso? - pregunté.
- Que no te pude sacar de mi cabeza - continuó. - Que es algo que vengo sintiendo desde hace tiempo y pensé en omitirlo porque tenía la esperanza de que no perjudique mi existencia, pero no pude tener sexo con una chica a quien yo quiero mucho. ¡Y es por tu culpa!
Comencé a suspirar sorprendido. No podía creer lo que estaba pasando. Lo miré sorprendido. Aquello era lo mejor que podía haber escuchado. Estaba feliz de oirlo finalmente.

- Quieres decir que...
- No lo sé - contestó, antes de saber que iba a decir. - Pero te quiero. Te quiero más de lo que debería y no lo puedo evitar. Te quiero tanto que es totalmente irritante. Te quiero, Oliver.
Y nuevamente me miró a los ojos. Sonreí, como no sonreía desde hace meses. Me acerqué a su cara y le di un beso tierno. Nuestro primer beso. Los brazos de Lucas me entrelazaron por mi cintura. Nuestros ojos se cerraron y ya nada más en el mundo importó.
Con una gran emoción volví a abrir mis ojos. Me encontraba en una cama vacía de una habitación a oscuras. Todo lo que tuve hacía unos segundos atrás, había desaparecido. Cerré los ojos con furia... e intenté volverme a dormir.

1 Culpables:

Anónimo dijo...

Hola,me gusta mucho tu forma de escribir...lastima que no puedo creerlo,aunque la historia sigue un escenario muy bien elaborado.Puede que me equivoque,espero equivocarme y prefiero no saberlo,porque sea real o no,es una historia muy cautivadora...sigue asi,y perdoname por dudar...