domingo, 16 de marzo de 2008

85. Sebastián

Sebastián era un amigo del grupo con quien sólo tuve un par de oportunidades de hablar pero, sin dudas, era una persona totalmente agradable. Parecía ser el tipo de persona que jamás verías enojada. Siempre alegre, siempre positivo. El sólo hecho de estar cerca hacía que indudablemente se te pegara una sonrisa en la cara. Transmitía, de alguna extraña forma, esa paz.

Pese a todo, era una persona con mucha incertidumbre, por lo que me pude sentir muy identificado con él en las pocas charlas que tuvimos con respecto a nuestras vidas. El único problema es que tampoco estudiaba en la ciudad, por lo que venía de vez en cuando.

Ese día me llamó por teléfono. Atendí sumamente dormido.

- ¿Te dijeron dónde es la fiesta? - preguntó.

- Sí, anoche hablé con Pablo - respondí, entre sueño. - Dijo que pasaría a buscarme y me llevaría, porque no tengo idea de dónde es.

- Genial - contestó Sebastián. - ¿Quiénes van? Digo, porque necesito saber cuánto alcohol tengo que comprar.

- La verdad es que no tengo idea - respondí. - No me pediste que organice la fiesta, así que no tengo noción de a quienes invitaste. No te estoy siendo de mucha ayuda, ¿verdad?

- Entonces nos veremos esta noche. Después de mi fiesta iremos a la disco.

- Eso no fue una respuesta - dije, fingiendo enfado por no responder a mi reconocimiento por mi poca predispocisión para resolverle la vida.

- Te espero y más te vale que vayas - dijo, y corto.

De acuerdo, creo que Sebastián estaba algo histérico por su fiesta de cumpleaños, porque en ningún momento demostró ser la persona agradable y tranquila que yo tenía como figura en mi recuerdo. Así que después de hablar con él, volví a dormirme. Sé que en la lista de invitados figuraban Jessica y Pablo, pero no conocía al resto. Si bien yo no soy una persona a la que le agraden los eventos sociales, esta vez no podía fallarle. Porque por el tono de su voz, parecía que si lo hacía, me echaría una maldición.

Dos horas antes de ir al cumpleaños, un mensaje de Pablo llegó a mi celular:

"Guillermina va a ir con nosotros. Irá también por tu casa y luego partiremos."

Genial. No me molestaba para nada, aunque luego de esa especie de enfrentamiento que tuvimos en defensa de mi parte de Lucas, parecía que aquello podría resultar incómodo. De todos modos, estaba con todas las defensa en alto y predispuesto a pasarla bien.

Nunca hubiera pensado que el cumpleaños de Sebastián iba a resultar tan catastrófico.

0 Culpables: