martes, 18 de marzo de 2008

97. Lo Menos Esperado

- Realmente creo que, o ese chico te ama y por eso te está atacando o definitivamente te odia con todo su corazón - comentó Julieta, después de escuchar todo mi relato. - Existe la posibilidad de que se haya ofendido porque tú te divertiste en el cumpleaños de Sebastián y él quedó excluído de allí, después de todos los intentos que tuvo por sacarte a conocer el mundo.

Me gustaba mucho hablar con Julieta sobre esta clase de temas. Ella se ponía en mi lugar y me ayudaba a explorar temas, diciendo las frases que yo quería escuchar. Era como tener una aliada entre tantos enemigos que me estaba ganando. Si bien, al final de cuentas, sus charlas no me resolvían la vida, por lo menos tenían la importancia que se merecían.

En ese momento mi celular comienza a sonar. Era Leo.

- ¿Dónde estás?

- En la casa de Julieta - respondí. - Ven para aquí.

- Termino de cenar y voy - contestó.

En cualquier otro día, podría haberle reprochado a Leo el hecho de que haya salido de mi casa para seguirle la corriente a Lucas, pero lo que menos necesitaba en ese día era ganarme un enemigo más. Así que simplemente decidí olvidar ese tema y sacárselo a relucir en otro momento donde yo me encuentre más estable psicológicamente.

Así fue que diez minutos después Leo también se encontraba en la casa de Julieta. Venía con su típica sonrisa y sus ansias de vivir, aunque lo noté algo extraño. Pensé que tal vez estaba cansado por dividir sus tiempos entre el estudio y el trabajo.

- ¿Te sucede algo, Leo? - le preguntó Julieta, cuando se sentó. Veo que ella también lo notó.

- Me siento como si acabara de terminar de leer un libro y estoy feliz, preguntándome ¿y ahora ya puedo morirme? - dijo.

- ¿Todo esto es porque terminaste de leer la saga de Harry Potter? - preguntó la chica, totalmente extrañada.

- No, fue una metáfora - contestó. - Aunque también es por lo de los libros.

Julieta y yo cruzamos una mirada extraña. Estábamos frente a un Leo que de repente no era el que nos tenía acostumbrado a ser. Si bien aparentaba ser normal, parecía algo raro.

- ¿Te peleaste con tu novia? - pregunté.

- No, recién terminé de hablar con ella por teléfono.

- ¿Te echaron del trabajo?

- No, mañana tengo que ir a trabajar temprano.

- ¿Se murió tu gato?

- No, todavía anda con vida.

- Entonces no tengo idea de qué le puede estar pasando - le dije a Julieta, sonriendo. - Si todos esos detalles de la vida de Leo se encuentran...

- Mi madre tiene cáncer - dijo, de pronto.
Y un silencio fantasmagórico invandió la noche.

0 Culpables: